Cuando estés vieja, niña (Ronsard ya te lo dijo),
te acordarás de aquellos versos que yo decía.
Tendrás los senos tristes de amamantar tus hijos,
los últimos retoños de tu vida vacía...
Yo estaré tan lejano que tus manos de cera
ararán el recuerdo de mis
ruinas desnudas.
Comprenderás que puede,
nevar en
primavera
y que en la primavera las nieves son más crudas.
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