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CUEVAS DEL CAMPO: 2005-08-31 12:17:19 Los Baños: cuando era pequeño,...

2005-08-31 12:17:19
Los Baños: cuando era pequeño, apenas se viajaba, las distancias se medían o se hablaba de medio día, en caballería o levantarte muy temprano para llegar, a una la hora razonable. A las personas , que vivían allí, se les consideraba forasteras, todo era pequeño y simple, yo, tan solo estuve una vez, me gustó las galerìas, con sus departamentos para baños con indicaciones diferentes, aquellas columnas de mármol antiguas, por cierto, no sé, que fue de ellas. Aquella familia, con educación natural y vocación de servicio, regenteaba con esmerada paciencia las aguas termales, todo lo tenían limpio, era algo superior, pensar, que eso pasara, en el municipio, donde la vida era todavía muy primaria. El verdor tan intenso, con parajes de sombra para paseos interminables de los afortunados de turno, daba la sensación desde la perspectiva actual encontrarse en una selva . Allá fuera, encontrabas un monte de tierra, con cuevas enclavadas y, no muy lejos, al fondo, la impresionante casona de la granja, toda ella vermeja, elegante, con un señorío sin par, proclamando en aquel tiempo la lujosa Baza. A.r.
2005-08-27 21:55:59
El río: Cuando era niño, los espacios los veía enormes, bajar al río, era para mí, un viaje lleno de aventuras, el olor , el calor, la acaricia del aire, los guijarros, la arena talquinosa , los chopos, las mimbreras, las acequias profundas, y aquel río aparentemente quieto en los remansos y ligero en los correntales. Todo, era una sensación, el silencio y la armonía colmaba mis sentidos, allá lejos se movían siluetas de animales con carga, que con sumo cuidado atravesaban y a la otra orilla, se perdían, por las espesas alamedas, que mi vista no seguía.a. R.H.


2005-07-27 09:37:52
Quiero comentar algo sobre <Freila, , pueblo cercano y desconocido sus gentes son muy amables, pues me paso una vivencia, digna de explicar: un día de verano, iba con mi familia en plena tarde, y la sed se acordó de mi hija , entramos en un bar y, como es normal, pedí un vaso de agua, el camarero, que sería el dueño, le puso un vaso de agua , cristalina y de buen sabor, al final, como siempre pregunté, ¡ qué vale ¡ respondió:¡ el agua no se cobra ¡ Nos hemos acostumbrado a pagar el agua al mismo precio, que la cerveza, si cuando era pequeño me dicen que el medio ambiente hubiera llegado a ese extremo, no , nadie lo habría creído. Desde el C. Jorge.a.r.h.