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LA GRANJUELA: La Granjuela se encuentra situada en la comarca del...

La Granjuela se encuentra situada en la comarca del Valle del Guadiato, a una altitud de 548 metros y a una distancia de 91 km de la capital. El término municipal cuenta con una superficie de 56,15 km².
Situado al pie de la suave sierra del Castillo, con Valsequillo, Los Blázquez, Esparragosa y Los Prados formó parte del municipio de Cinco Aldeas, hasta su emancipación como villa en 1842. Es un pueblo instalado en la discreción de su aislamiento geográfico, lo que le proporciona una envidiable tranquilidad que el viajero de la capital percibe nada más llegar.
El espacio con más encanto de La Granjuela es su plaza mayor, un luminoso y ajardinado rectángulo dominado por la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Valle, patrona de la villa. Sorprende que un pueblo tan pequeño –sus habitantes rondan el medio millar– tenga una iglesia tan hermosa, que fue “construida por la Dirección General de Regiones Devastadas en el año de 1950”, como reza una lápida al pie de la torre.
Si el viajero toma asiento en uno de los bancos de hierro fundido que flanquean la acogedora plaza, bajo la grata sombra de los álamos blancos, las melias y los falsos pimenteros, sentirá tal bienestar que no sabrá cuando levantarse. Lo primero que llama su atención es la torre del templo, que surge a la izquierda de la fachada; se trata de un blanco prisma rematado por una gran balconada de hierro, sobre el que se eleva el campanario neobarroco, coronado por un afilado chapitel de azulejos, de reflejos cobrizos. El campanario aparece girado, en posición oblicua, con respecto al cuerpo principal, disposición que recuerda las torres cordobesas de San Lorenzo y San Andrés. En verdad, la torre de La Granjuela resulta insólita en este paisaje, por ser tan diferente a los modelos habituales en la sierra.
Destaca de su iglesia singular “los enormes arcos fajones de herradura apoyados en columnas y capiteles califales, en licencioso maridaje con el barroco de la portada y de la cúpula. Si el viajero penetra en el interior del templo llaman su atención los arcos transversales de rojo ladrillo, sustentados por columnas adosadas y grandes capiteles inspirados en los llamados ‘de penca’, de época califal, que recuerdan a los que se ven en las ampliaciones que al-Hakam II y Almanzor llevaron a cabo en la Mezquita cordobesa. Con la modernidad arquitectónica del templo contrastan las formas clásicas del pequeño retablo instalado en el presbiterio, que suele presidir la imagen de la Virgen del Valle.
Junto a la acogedora plaza principal, en la vertiente opuesta a la parroquia, se extiende una placita menor presidida por la casa consistorial. En el centro de este espacio se ultima la instalación de una robusta fuente circular de granito gris, piedra que hasta aquí llega como un eco de los Pedroches, donde es tan persistente.
J. J. C.