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RODALQUILAR: Hermenegildo, en el anterior mensaje, no doy mención...

Bienvenido Hermenegildo a esta tu casa. Es estupendo ver a un nuevo miembro de este foro y que con sus mensajes nos haga recordar aquella infancia tan bonita que tuvimos en nuestro querido Rodalquilar, como lo has hecho tu. También yo, me sumo a los niños previligiados de los años cincuenta porque viví momentos inolvidables junto a mis compañeros de colegio y a los que fueron mis vecinos.
Hermenegildo, yo viví dos años en Las Casas Nuevas en los años cincuenta y me acuerdo un poco de un hombre que le llamábamos Pino y vivía también, en estas casas mirando hacia la rambla; quizás seas familia de esta persona. ¿Me equivoco? Espero leer de nuevo tus escritos haciéndonos recordar cosas de nuestra infancia. Desde la provincia de Barcelona, te envía un saludo Manuel Méndez

Hola Manuel, yo si me acuerdo de tí de cuando estabas de aprendiz con Antonio LLoriz, y si no recuerdo mal tenías un hermano, te conocíamos como Compán y de quien si que me acuerdo mucho es de tu madre, una mujer bastante alta para aquellos tiempos que limpiaba las escuelas, parece que la estoy viendo con su pañuelo en la cabeza. Yo tenía y tengo un tío que le llamaban Pino, pero no vivió frente a la rambla, vivió un tiempo en mi casa se llama Rafael Pino Contreras y tiene una casa en Rodalquilar frente a la tienda de María la de los huevos. Yo en las Casas Nuevas viví junto a Miguel Expósito (Miguelico el guarda) la calle de debajo de Ramón, a nuestra derecha vivía Adolfo y Juan Felices, enfrente Sandalio Buendía padre de Sandalio que luego trabajó en la farmacia y enfrente a la izquierda vivía Gabriel Montoya, ese grupo de casas hacía una plazoleta donde nos reuníamos un buen puñado de crios, entre ellos Ramón y su hermano Manuel. Mi tío Rafael está casado con Pilar Jiménez.
Un afectuoso saludo.

Hermenegildo, en el anterior mensaje, no doy mención alguna a esos recuerdos tan bonitos que tienes de Rodlquilar. Tengo que decir, que yo también recuerdo el Chorreón de Pavón cuando caía con aquella fuerza y como la rambla iba de lado a lado. Recuerdo cuando vivía en Las Casas Nuevas, que Miguel el maestro que daba clases particulares, tenía que cruzar la rambla para ir a dar clase a la casa de Antonio Curra; como yo era uno de aquellos alumnos, rezaba para que lloviera mucho para que Miguel no pudiera cruzar la rambla y así me libraba de tener que dar la tabla de multiplicar (cosas de crio que no le gustaban los estudios).
Recuerdo también, cuando estaba en la barbería, que un día llovió muchísimo y salió la rambla; era de noche y vivía en Los Gorriones. Tengo que estar eternamente agradecido al buen hombre de Antonio Salinas, (el que tenía la tienda de ropa por debajo de la barbería) me dió ua antorcha para que pudiera ver el camino hasta Los Gorriones pues todo estaba muy oscuro y tenía que ir bordeando la rambla; cuando llegué a Los Gorriones, me quité el calzado que llevaba pero antes de esto, oí como me llamaba mi buena madre: Manolico ¿erestú? si mama soy yo, ahora me quito el calzado para cruzar la rambla. Mi madre: Manolico, ten cuidado. Crucé la rambla con mucho cuidado; en el trayecto, no llovía esa fué la suerte que tuve.
Ya ves, que también me acuerdo de cosas que no se pueden olvidar.
Hasta pronto amigo Hermenegildo; Saludos de Manuel Méndez