Compramos energía a futuro
        

Mensajes de NARROS DEL CASTILLO (Avila) enviados por luis:

APARICIÓN
¡La luna se afligía. Dolientes serafines
Vagando -ocioso el arco- en la paz de las flores
Vaporosas, vertían de exánimes violines
Por los azules cálices blanco lloro en temblores.
-De tu beso primero era el bendito día.
Como en martirizarme mi afán se complacía,
Se embriagaba a conciencia con ese desvaído
Aroma en que -sin lástimas y sin resabio- anega
La cosecha de un sueño al alma que lo siega. ... (ver texto completo)
Buenas tardes Luis, Como lo sabes tocara trabajar todas las fiestas, solo me dan año nuevo, por que lo pedi, en el hoten no se cierra y las fiestar se reparten,
Bueno yo ya estoy acastumbrada, son 7 años haciendo lo mismo
Que tengas un feliz dia
Un cariñoso saludo
Tomar el trabajo con alegría y buen humor,

Disfrutar todo lo más que se pueda,

Y asi se lleban mejor las cosas.

-Hoy tenemos mejor dia ¡

SALUDOS
Buenas tardes Luis, Como lo sabes tocara trabajar todas las fiestas, solo me dan año nuevo, por que lo pedi, en el hoten no se cierra y las fiestar se reparten,
Bueno yo ya estoy acastumbrada, son 7 años haciendo lo mismo
Que tengas un feliz dia
Un cariñoso saludo
Pensamientos
Hay días de hermosas flores
y tiempos de bellos colores
hay colores que son del alma
y que brillan como infinitos soles

Hay días de belleza en cada rincón
todo lo que mires esta en calma
es porque miras con el Corazón
y ves con los ojos del alma ... (ver texto completo)
Buenos dias Luis
Te deseo un feliz dia
Un cariñoso saludo
Buenos días Victoria Serna.

Felices vacaciones; pero no te fastidiarán las fiestas
y tendras que trabajar?

Un afectuoso saludo.

APRENDIENDO A QUERERSE A SI MISMO

NUESTRA CIVILIZACIÓN INTENTA INCULCAR PRINCIPIOS COMO EL ... (ver texto completo)
La enferma o la encamada

Había sufrido una caída diez años antes, cuando pasaba unas vacaciones esquiando en Chamonix con su novio. La lesión tenía algo que ver con la espalda. Los médicos no pudieron encontrar nada, nadie veía nada anormal en su espalda; y, sin embargo, le dolía, decía ella. La realidad era que no estaba segura de conservar a su hombre a menos que fingiera una lesión, adquirida precisamente estando con él. Philippe, sin embargo, estaba muy enamorado de ella, así que no debería haberse preocupado tanto. No obstante, enganchar firmemente a Philippe y asegurarse, además, una vida de ocio -por no decir pasarse el resto de sus días echada boca arriba, o como prefiriese tumbarse cómodamente -no era pequeña ventaja-. ¿Cuántas mujeres podían pescar a un hombre para siempre, sin darle nada en absoluto, sin siquiera hacerle la comida, y que, a pesar de todo, las mantuviese a un nivel bastante bueno?
Algunos días se levantaba, principalmente por aburrimiento. A veces estaba levantada cuando hacía sol, pero no siempre. Cuando no hacía sol, o amenazaba lluvia, Christine se sentía fatal y se quedaba en la cama. Entonces su marido, Philippe, tenía que bajar con la bolsa de la compra y al volver ponerse a cocinar. La única cosa de la que hablaba Christine era "cómo me siento". Obsequiaba a las visítas y las amistades con un largo relato sobre inyecciones, píldoras, dolores en la espalda que la habían dejado sin dormir el miércoles pasado y la posibilidad de lluvia para mañana, por el modo en que se sentía.
Pero siempre se encontraba bastante bien cuando llegaba agosto, porque ella y Philippe se iban entonces a Cannes. Sin embargo, su estado podía ser malo muy a principios de agosto, debido a lo cual Phílippe tenía que contratar una ambulancia para ir a Orly, y luego un acomodo especial en el avión a Niza. En Cannes se sentía capaz de ir a la playa todas las mañanas a las once, nadar unos minutos con ayuda de un flotador en forma de alas, y tomar una buena comida. Pero a finales de agosto, de vuelta en París, sufría una recaída a causa de toda la agitación, las comidas fuertes y el esfuerzo físico general, por lo que, una vez más, tenía que meterse en la cama, con su bronceado y todo. A veces les mostraba sus bronceadas piernas a las visitas, suspiraba, llena de recuerdos de Cannes, y volvía a taparse con las sábanas y la manta. Septiembre anunciaba ya el comienzo del triste invierno. Philippe ya no podía dormir con ella; aunque bien sabe Dios que él pensaba que se había ganado un trato mejor, puesto que había trabajado hasta dejarse los dedos para pagar las incontables facturas de los médicos, los radiólogos y las farmacias. Tendría que enfrentarse a otro invierno solitario, ni siquiera en la misma habitación que ella, sino en la habitación contigua.
-Pensar que yo soy el causante de todo esto -le dijo Philippe a uno de sus amigos- por haberla llevado a Chamonix.
-Pero ¿por qué se encuentra siempre bastante bien en agosto? -contestó el amigo-. ¿Crees de veras que es una enferma? Recapacita, hombre.
Philippe empezó a recapacitar, porque otros amigos le habían dicho lo mismo. Recapacitar le llevó años, muchos años de agosto en Cannes (a un precio que consumía los ahorros de once meses enteros) y muchos inviernos durmiendo principalmente en el dormitorio de los invitados, y no con la mujer a quien amaba y deseaba.
Así que el undécimo agosto en Cannes, Philippe hizo acopio de todo su valor. Nadó mar adentro detrás de Christine con un alfiler entre los dedos. Clavó el alfiler en su flotador e hizo dos pinchazos, uno en cada ala blanca. No estaban muy lejos de la orilla, el agua les cubría justo por encima de la cabeza. Philippe no estaba en muy buena forma. No sólo se estaba quedando calvo, cosa que no tenía mayor importancia en semejante situación, sino que había echado tripa, lo cual no habría sucedido, pensaba él, si hubiese podido hacer el amor con Christine durante la última década. A pesar de ello, Philippe intentó y consiguió hundir a Christine, aunque al mismo tiempo tuvo cierta dificultad para mantenerse a flote. Sus confusos movimientos, vistos por unas cuantas personas finalmente, parecían los de un hombre tratando de salvar a alguien que se ahogaba. Y, por supuesto, eso fue lo que le contó a la Policía y a todo el mundo. Christine, pese a que tenía suficiente grasa como para flotar, se hundió como un pedazo de plomo.
Christine no supuso ninguna pérdida para Philippe, salvo el gasto del entierro. Pronto le desapareció la tripa y, con gran sorpresa suya, se encontró de repente en buena posición económica, en lugar de tener que gastar hasta el último céntimo. Sus amigos le felicitaron, pero cortésmente y en abstracto. No podían decirle exactamente: "Gracias a Dios que te has librado de esa hija de puta", pero le dijeron lo más aproximado a eso. Al cabo de unos seis meses conoció a una chica muy simpática, llena de energía, a quien le encantaba cocinar y, además, le gustaba acostarse con él. A Philippe incluso le volvió a crecer el pelo. ... (ver texto completo)
La bailarina

Bailaban maravillosamente juntos, evolucionando de un lado a otro de la písta a los eróticos ritmos del tango, a veces del vals. A la edad de veinte y veintíún años, respectivamente, Claudette y Rodolphe se hicieron amantes. Quisieron casarse, pero su empresario consideró que resultaban más excitantes para los clientes si no estaban casados. Así que permanecieron solteros.
La sala de fiestas donde trabajaban se llamaba "El Rendez-vous" y era conocida entre cierta clientela de hombres ... (ver texto completo)
La novelista

Posee una memoria perfecta. Todo es sexo. Va por su tercer matrimonio y ha dejado tres hijos por el camino, pero ninguno de su actual marido. Grita: " ¡Escuchad mi pasado! Es más importante que mi presente. Dejadme que os cuente lo cerdo que era mi último marido (o amante)."
Su pasado es como una comida mal digerida, quizás indigerible, que se le ha quedado sentada en la boca del estómago. Uno desearía que pudiese vomitarla y olvidarla, sencillamente.
Escribe resmas contando ... (ver texto completo)
La coqueta

Había una vez una coqueta que tenía un pretendiente del cual no podía librarse. El se tomaba en serio sus promesas y declaraciones y no quería dejarla. Se creía hasta sus insinuaciones. Esto la irritaba, porque estorbaba sus buenas relaciones eventuales y los regalos, halagos, flores, cenas y demás que podría obtener de ellas.
Finalmente Yvonne insultaba y mentía a su pretendiente, Bertrand, y no le daba nada, literalmente; lo que significaba menos cero en comparación con la nada ... (ver texto completo)
Oona, la alegre mujer de las cavernas

Era un poco peluda, le faltaba un incisivo, pero su atractivo sexual era perceptible a una distancia de doscientos metros o más, como un olor; quizás fuese eso. Toda ella era redonda, su vientre, sus hombros, sus caderas eran redondas, y siempre estaba sonriente, siempre alegre. Por eso gustaba a los hombres. Siempre tenía algo cociendo en una olla sobre el fuego. Era mansa y nunca se enfadaba. Le habían dado tantos garrotazos en la cabeza que su cerebro estaba confuso. No hacía falta golpear a Oona para poseerla, pero ésa era la costumbre, y Oona apenas se molestaba en esquivar el cuerpo para protegerse.
Oona estaba permanentemente preñada y nunca había experimentado el comienzo de la pubertad, ya que su padre se había aprovechado de ella desde que tenía cinco años, y después de él, sus hermanos. Su primer hijo nació cuando ella tenía siete años. Aun en avanzado estado de gestación abusaban de ella, y los hombres esperaban impacientes la media hora o asi que tardaba en parir, para lanzarse de nuevo sobre ella.
Curiosamente, Oona mantenía más o menos constante el índice de natalidad de la tribu; en todo caso, la población tendía a disminuir, ya que los hombres desatendían a sus mujeres porque estaban pensando en ella o, a veces, morían al pelear por ella.
Finalmente, Oona fue asesinada por una mujer celosa, a quien su marido no había tocado desde hacía muchos meses. Este hombre fue el primero que se enamoró. Se llamaba Vipo. Sus amigos se habían reído de él por no tomar a otras mujeres, o a la suya propia, en los momentos en que Oona no estaba disponible. Vipo había perdido un ojo luchando con sus rivales. Era un hombre sólo de mediana estatura. Siempre le había llevado a Oona las piezas más selectas que cazaba. Trabajó mucho para hacer un adorno de pedernal, convirtiéndose asi en el primer artista de su tribu. Todos los demás utilizaban el pedernal solamente para hacer puntas de flecha y cuchillos. Le había dado el adorno a Oona para que se lo colgara al cuello con una cinta de cuero.
Cuando la mujer de Vipo mató a Oona por celos, Vipo mató a su mujer impulsado por el odio y la ira. Luego cantó una canción que sonaba fuerte y trágica. Siguió cantando como un loco, mientras las lágrimas corrían por sus barbudas mejíllas. La tribu pensó en matarle, porque estaba loco y era diferente a todos, y le temían. Vipo dibujó figuras de Oona en la arena húmeda de la orilla del mar; luego, imágenes de ella sobre las rocas lisas de las montañas cercanas, imágenes que se veían desde lejos. Hizo una estatua de Oona en madera; después, una en piedra. Algunas veces dormía con ellas. Con las torpes sílabas de su lenguaje formó una frase que evocaba a Oona siempre que la pronunciaba. No era el único que aprendió y pronunció esa frase, ni el único que había conocido a Oona.
Vipo fue asesinado por una mujer celosa cuyo hombre no la había tocado desde hacía meses. Su hombre le había comprado a Vipo una estatua de Oona por un precio muy elevado: una enorme pieza de cuero hecho con varios pellejos de bisonte. Vipo se hizo con ella una hermosa casa impermeable, y aún le sobró suficiente para vestirse. Inventó unas frases acerca de Oona. Algunos hombres le habían admirado, otros le habían odiado, y las mujeres le odiaban todas, porque las miraba como si no las viese. Muchos hombres se entristecieron por la muerte de Vipo.
Pero, en general, la gente se sintió aliviada cuando Vipo desapareció. Había sído un hombre extraño, que perturbaba el sueño de algunas personas por las noches. ... (ver texto completo)
La mano

Un joven le pidió a un padre la mano de su hija y la recibió en una caja; era su mano izquierda.
PADRE: Me pediste su mano y ya la tienes. Pero, en mi opinión, querías otras cosas y las tomaste.
JovEN: ¿Qué quiere usted decir con eso?
PADRE: ¿Tú qué crees que quiero decir? No me negarás que soy más honrado que tú, porque tú cogiste algo de mi familia sin pedirlo, mientras que cuando me pediste la mano de mi hija, yo te la di.
En realidad, el joven no había hecho nada deshonroso. ... (ver texto completo)
Hola Luis, una pregunta ¿este arbol está en Narros?
Buenas tardes F-1

NO Este árbol está en la sierra de Collserola, "Cataluña" es muy famoso porque
por su tronco mana una fuente que se llama, "LA FUENTE SAN MARCOS"

Un saludo y encantado de compartir algun comentario.
Solución a las adivinanzas infantiles

1. Las estrellas.
2. Los tres muertos.
3. El brocal del pozo.
4. De agujeros.
5. Las tejas.
6. La cebolla.
7. El caracol.
8. El río. ... (ver texto completo)
Una arquita blanca como la cal,
que todos saben abrir y nadie cerrar.
Taleguita remendada,
y sin ninguna puntada.
. Una vieja muy arrugadita,
en la mano una tranquita.
. Más alto que un pino,
y pesa menos que un comino.
. ¿Largo y rayado?
Ganso, el tejado.
. Tamaño como una almendra,
y toda la casa llena.
Vela, vela, vela.
la camisa por dentro, la carne por fuera.
. Antes que nazca la madre,
anda el hijo por la calle.
. Un barrilito de pon pon,
que no tiene agujero ni tapón
. Dos compañeras, van a compás,
con los pies delante y los ojos detrás.
Dos hermanos son,
uno va a misa y el otro no.
¿Qué cosa es
que mientras más grande, menos se ve?
Un barquichuelo mal formado,
siempre que sale trae pescado.
. Un galán yo conocía,
que daba y nada tenía.
¿Cuál es el bicho curioso
que no tiene párpados en los ojos?
. Cae de un tajo y no se mata,
cae en el río y se desbarata.
Envuelto siempre en un cobertor,
que haga frío, que haga calor.
. Adivina, adivinanza,
¿cuál es el ave que no tiene panza?
Tamaño como un pilar,
come carne y no come pan
. ¿Tamaño como un ratón
y gasta su ceñidor?
Qué casa es cosa
que entra en el río y no se moja?
Tamaño como una hogaza
y chilla en casa.
Un callejón muy oscurito, muy oscurazo,
que tiene la muerte en brazos.
. Un cuartito lleno de cepas,
ni están verdes, ni están secas.
. Fui al monte, pude cortar
y no pude rajar.
Campo blanco, flores negras,
un arado y cinco yeguas.
. Muchos soldados en fila,
y todos hablan por la barriga.
Tamaño como un camino,
y hoza como un cochino.
. Tamaño como una nuez,
sube al monte y no tiene pies.
. Una señora con muchas basquiñas
y que se pone la peor encima.
. Muchas damas en un corral,
todas lloran a la par.
. Un cántaro lleno,
¿de qué pesa menos?
Tamaño como un redondel
y nadie se puede sentar en él.
. Siete pájaros en una azotea,
matando tres, ¿cuántos quedan?
Un platito de avellanas,
que de día se recoge y de noche se derrama.
Raymond Carver

Miedo

Miedo de ver una patrulla policial detenerse frente a la casa.
Miedo de quedarme dormido durante la noche.
Miedo de no poder dormir.
Miedo de que el pasado regrese.
Miedo de que el presente tome vuelo.
Miedo del teléfono que suena en el silencio de la noche muerta. ... (ver texto completo)
ROMPECABEZAS

No doy a nadie el derecho.
Adoro un trozo de trapo.
Traslado tumbas de lugar.

Traslado tumbas de lugar.
No doy a nadie el derecho.
Yo soy un tipo ridículo
A los rayos del sol,
Azote de las fuentes de soda
Yo me muero de rabia.

Yo no tengo remedio,
Mis propios pelos me acusan
En un altar de ocasión
Las máquinas no perdonan.

Me río detrás de una silla,
mi cara se llena de moscas.

Yo soy quien se expresa mal
Expresa en vistas de qué.

Yo tartamudeo,
Con el pie toco una especie de feto.

¿Para qué son estos estómagos?
¿Quién hizo esta mescolanza?
Lo mejor es hacer el indio.
Yo digo una cosa por otra. ... (ver texto completo)
SINFONÍA DE CUNA

Una vez andando
Por un parque inglés
Con un angelorum
Sin querer me hallé.

Buenos días, dijo,
Yo le contesté,
-El en castellano, ... (ver texto completo)