Pero lo más gracioso era cuando en verano iban los albañiles a recorrer los tejados de las casas que tenían goteras en el invierno y decían a los compañeros ¡tener cuidado de no romper ni una teja!, si, si, vale, vale, cuando a esto de mediodia levantaban una teja y! zas ¡el avispero de las avispas rabiosas, y con todo el calor que hacia, pies "pa" que te quiero y entonces se hacía más daño a las tejas que hizo la tormenta de la trancha y por eso si os fijais, vereis en las casas más antiguas que ... (ver texto completo)