Puente medieval, BALMASEDA

PUENTE VIEJO O DE LA MUZA SOBRE EL RÍO CADAGUA EN BALMASEDA-VIZCAYA
Venir de Alar del Rey es como venir de Pisoraca (Herrera de Pisuerga) siguiendo el mismo camino que utilizaban los pueblos autóctonos y que los romanos adecentaron como calzada de segundo orden que comunicaba la villa palentina de Herrera de Pisuerga con Juliobriga (Reinosa) y que acababa en el mar, junto al puerto romano de Portus Blendium (Suances), itinerario bien documentado arqueológicamente. Desde la citada Reinosa existía un camino alternativo hacia el Mar Cantábrico que quería comunicar la Meseta castellana (tierra de Vacceos) con los fértiles valles del norte burgalés y la actual Vizcaya, por aquellas fechas ocupados por tribus cántabras más o menos romanizadas. Esa ruta hasta Portus Amanum o Flaviobriga (Castro Urdiales) es muy semejante a la que he enumerado a través de las actuales carreteras autonómicas y un núcleo poblacional de tránsito y encrucijada de caminos era Balmaseda (Valmaseda en castellano) en cuyas cercanías se encontraron dos testimonios romanos de indudable origen, esto es, el término de Guijano, o Gijano, y el miliario de El Berrón o de Santecilla además de otros puentecillos de factura imperial como el de Las Oleas. Debió existir un puente militar en aquella calzada antes de que se creara una villa o un pueblo pero lo cierto es que no quedan de él ni los basamentos, al menos que se sepa. Apunto a que se trataría de un puente de tablero horizontal apoyado en 6-8 arcos de medio punto con luces aproximadamente de 5 metros (semejantes a los actuales de cabeceras) y mayor longitud sobre cauce. Parece ser que se conforma un villorrio al amparo del puente hacia el siglo X que va evolucionando hasta erigirse en villa fundándose en 1.199, obviamente con algún puente de madera apoyado en viejas pilas de piedra. Aunque no hay documentos, pudiera datarse el actual hacia el siglo XII-XIII en un periodo románico que influye en la construcción de los vanos con arcos de medio punto en el que los extremos marcan una horizontalidad patente y en el centro se fabrica un arco mayor de la misma geometría.
Se trata de un puente desequilibrado en absoluto debido al forzamiento de la propia muralla que delimitaba el pueblo y que se aprovechó para asentar el control del puente con una torre militar con portón de entrada a la villa y administración fiscal a través del pago de un pontazgo. La torre y sus accesorios debieron de construirse en el siglo XV con apoyo en un tajamar y ampliando el perímetro del espolón correspondiente "aguas abajo" para ofrecer mayor anchura ya que se trataba de la entrada al núcleo amurallado con mayor afluencia de viajeros, tropas, carros y mercancías. También era punto de comunicación obligado entre los barrios extramuros de Cristo con el de San Lorenzo, donde se encontraba la antigua aljama con numerosos comercios e industrias regentados por judíos.
No cabe duda de que se trata de una obra pontonera bella y que representa -no sólo en su blasón- el monumento más emblemático de Balmaseda; se trata también de uno de los poquísimos puentes antiguos que subsisten con su torreón de defensa y control de peajes (en el Medievo eran muy frecuentes) y me viene a la memoria los maravillosos puentes de Frías o Besalú que aún podemos contemplar. Lo cierto es que en muchos de ellos los típicos torreones no desaparecieron hace siglos, más bien, fueron desmontados en el siglo XX ya que eran un obstáculo imposible para el paso de vehículos pesados y anchos, como camiones o autocares, que tenían gálibos superiores a los vanos de los portones de entrada de los puentes. Respecto a nuestro puente, al menos, existe un testimonio escrito sobre su descripción y la exacción abusiva hacia los transeúntes que lo cruzaban como quedó reflejado en unos apuntes del noble viajero bohemio Jean Rosmithal (Barón de Rosmithal de Blatna) que narra en 1.465 algunas características del mismo como el torreón donde se hacía fuerte la guardia de pontazgueros y la estructura básicamente de madera, salvo los arquillos extremos de fábrica, luego debemos suponer que el vano central no le impresionó porque sería de tablero de madera sobre pilas, como la mayoría de los puentes deteriorados por riadas. La excesiva gabela que tuvo que pagar -y de la que se queja- se supone que fue porque con él viajaba un séquito de 40 personas entre escoltas, ayudantes y sirvientes.
Respecto al río Cadagua, señalar que nace en la Sierra Magdalena y que a lo largo de 70 kilómetros desciende por el Valle de Mena burgalés y riega Las Encartaciones vizcaínas atravesando Balmaseda y otros pueblucos para terminar desaguando en la ría de Bilbao, esto es, la unión del río Nervión y el Ibaizábal.
Características actuales de la obra:
De un viejo puente sobre un calzada romana del que probablemente quede algo en cimentación, pilotes o emparrillado, basas del espolón izquierdo y sillares desperdigados se levantó una obra medieval con intervenciones variadas entre los siglos XI-XVI resultando una estructura en la actualidad que podemos denominar como tardo-románica en la que se acentúa una geometría horizontal quebrada y arcadas semicirculares.
El tablero es de "lomo de asno" aunque el vértice está desequilibrado con respecto a ambas pendientes. La longitud total es de 68 metros aunque sobre cauce (distancia entre estribos) es de 30 metros, correspondiendo al resto las rampas de acceso al propio puente. El ancho del tablero es de 2,80 metros (más 0,52x2 cms. de pretiles) siendo la calzada de adoquín grueso al estilo medieval. La sensación al cruzarlo es de encajonamiento pues si bien es verdad que en la zona central los pretiles no sobrepasan 1,10 metros de altura, en los largos de cabecera pueden llegar a los 2 metros acompañados por muros de viviendas.
Sobre cauce tres vanos, el central muy bello con forma de arco de medio punto y luz de 16,50 metros bien trabajado en boquilla con dovelas estrechas, aristadas aunque muy erosionadas por el tiempo. La bóveda central es excelente con cantería regular, bien asentada en sus hiladas, con despieces homogéneos o regulares y acoplada a hueso aunque en alguna rehabilitación se han añadido llagados de mortero gris. Los arquillos laterales tienen luces de 4,40 metros y son de la misma factura aunque con rehabilitaciones recientes, ofreciendo vestigios de obra antigua en riñones y zonas bajas de las bóvedas, probablemente también en impostas, tapadas por los tajamares. Excelente seriación y horizontalidad de sillares en bóvedas, peor en dovelaje de boquillas. Aguas arriba dispone de dos fuertes tajamares de mampuestos bien careados pero que no guardan estilo con paramentos del puente y aguas abajo, un amplio espolón que ayuda al puente y a la torre y en margen izquierdo un raro espolón cuadrangular en escalera fabricado en mampostería pero que pudiera ocultar en las partes bajas lo que era el típico contrafuerte de obra romana probablemente de sillería. Existen sillares con marcas del cantero muy comunes en los cincelados de época medieval e incluso tardo-romana.
Paramentos de sillar regular bien labrado en piedra caliza muy gastada y deteriorada y con elevada intrusión de eflorescencias por reacciones químicas de sales de cal y otros componentes además de humedad y hongos. Sobre rasante y en amplio espectro, formidable muralla en pretiles con distintas facturas aunque predomina la mampostería grosera con mucho mortero y ripio.
El torreón, posiblemente construido a finales del siglo XIV, se asienta -es prolongación- sobre tajamares con una anchura máxima de 2,50 metros incluyendo arco ojival y portón e incluye una bella rejería como cancela de entrada a la torre y a los pisos superiores por medio de una escalera de caracol. En la zona alta, variadas espiteras o saeteras, alerón y cubierta de teja. Paramentos de sillar de buena factura con inclusiones de ladrillo que taparían alguna balconada hacia la villa. Parece ser que existía un escudo pintado en una de sus caras con las armas de la localidad.
En general, su estado de conservación en bueno aunque, como decía, requiere limpieza de piedra. Actualmente sólo se permite el paso de transeúntes y bicicletas. Dispone de indicaciones de tráfico en el casco urbano y existe una pequeña leyenda de su historia en la margen derecha, junto al paseo y la fuente. Allí mismo se ha hincado un término o quizás un miliario de rehabilitación de calzada con caracteres latinos sin ninguna información para el visitante. Por demás, señalar que este monumento se declaró BIC (Bien de Interés Cultural) el 17.07.1984.
Acceso: Independientemente del camino ya descrito, lo rápido y usual es acceder a Balmaseda por la autovía A-8 y pasado el PK 137 tomar el desvío a Muskiz para seguir por la autonómica BI-3794 y después la BI-2701, bellísima carretera hacia el S que enlaza, por fin, con la BI-636 hasta la propia Balmaseda. Otra ruta muy interesante y con vestigios de la antigua calzada romana es la que parte de Castro Urdiales por la carretera CA-250 para seguir en el País Vasco por la BI-2701 y el Puerto de Las Muñecas hasta enlazar con la BI-630 poco antes de Balmaseda.