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OYON: Tragedias...

Tragedias

Tito Andrónico (1594)
Romeo y Julieta (1595)
Julio César (1599)
Hamlet (1601)
Troilo y Crésida (1602)
Otelo (1603-1604)
El rey Lear (1605-1606)
Macbeth (1606)
Antonio y Cleopatra (1606)
Coriolano (1608)
Timón de Atenas (1608)

Comedias

La comedia de las equivocaciones (1591)
Los dos hidalgos de Verona (1591-1592)
Trabajos de amor perdidos (Penas de amor perdidas) (1592)
El sueño de una noche de verano (1595-1596)
El mercader de Venecia (1596-1597)
Mucho ruido y pocas nueces (Mucho ruido para nada) (1598)
Como gustéis (A vuestro gusto) (1599-1600)
Las alegres comadres de Windsor (Las alegres casadas de Windsor) (1601)
A buen fin no hay mal principio (Bien está todo lo que bien acaba) (1602-1603)
Medida por medida (1604)
Pericles (1607)
Cimbelino (1610)
Cuento de inverno (1610-1611)
La tempestad (1612)
La fierecilla domada
Noche de reyes

Históricas

Eduardo III (The Reign of King Edward III) (1590 y 1594)

Enrique VI

Primera parte (The First Part of King Henry the Sixth; compuesta hacia 1594)
Segunda parte (The Second Part of King Henry the Sixth; compuesta hacia 1594)
Tercera parte (The Third Part of King Henry the Sixth; compuesta hacia 1594)

Ricardo III (The Tragedy of King Richard the Third; compuesta hacia 1594)
Ricardo II (The Tragedy of King Richard the Second; compuesta hacia 1595)

Enrique IV

Primera parte (Henry IV, Part 1; compuesta hacia 1596)
Segunda parte (Henry IV, Part 2; compuesta hacia 1597)

Enrique V (Henry V; compuesta hacia 1597-1599)
El rey Juan (The Life and Death of King John; compuesta hacia 1597)
Enrique VIII (The Famous History of the Life of King Henry the Eighth; compuesta en 1613)

Poesía

Venus y Adonis
La violación de Lucrecia
Sonetos

Otras

Cimbelino
Cuento de invierno
La tempestad

La poesía de Shakespeare:

Dos sonetos de amor.

I

De los hermosos el retoño ansiamos
para que su rosal no muera nunca,
pues cuando el tiempo su esplendor marchite
guardará su memoria su heredero.
Pero tú, que tus propios ojos amas,
para nutrir la luz, tu esencia quemas
y hambre produces en donde hay hartura,
demasiado cruel y hostil contigo.

Tú que eres hoy del mundo fresco adorno,
pregón de la radiante primavera,
sepultas tu poder en el capullo,
dulce egoísta que malgasta ahorrando.

Del mundo ten piedad: que tú y la tumba,
ávidos, lo que es suyo no devoren.

II

Cuando asedien tu faz cuarenta inviernos
y ahonden surcos en tu prado hermoso,
tu juventud, altiva vestidura,
será un andrajo que no mira nadie.
Y si por tu belleza preguntaran,
tesoro de tu tiempo apasionado,
decir que yace en tus sumidos ojos
dará motivo a escarnios o falsías.

¡Cuánto más te alabaran en su empleo
si respondieras: - « Este grácil hijo
mi deuda salda y mi vejez excusa »,
pues su beldad sería tu legado!

Pudieras, renaciendo en la vejez,
ver cálida tu sangre que se enfría.