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OYON: Refranes...

Refranes

Habilidad de las mujeres, mear y llorar cuando quieren.

Habla Marta y responde Justa; una puta a otra busca.

Habla no cuando quieras, sino cuando puedas.

Habla poco, escucha más, y no errarás.

Habla siempre que debas, y calla siempre que puedas.

Habladas o escritas las palabras, sobran las que no hacen falta.

Hablando se saben las cosas, callando se ignoran.

Hablando, hablando, la ocasión se va pasando.

Hablar por los codos, aburrir a todos.

Hablar, no cuanto puedas, sino cuanto debas.

Hable bien el que sabe, y el que no, echase la llave.

Habló el buey y dijo mu.

Hace buena cuenta quien con lo suyo se contenta.

Hace la misma falta aquí que los perros en misa.

Hace mal quien lo secundario hace principal.

Hace más el que quiere, que el que puede.

Hace mucho más año un hacha en la boca que en la mano.

Haceos miel y os comerán las moscas.

Hacer de su capa un sayo.

Hacer de tripas corazón.

Hacer favores, empollar traidores.

Hacer más daño, que un buey por un tejado.

Hacienda de pluma, poco dura.

Hacienda de señores, se la comen los señores.

Haciendo y deshaciendo se va aprendiendo.

Hagamos hoy por la vida, que la muerte vendrá sola.

Hágase el milagro, y hágalo el diablo.

Hágase la diligencia y obra Dios como quiera.

Halagos de suegra, consuelo de nietos.

Harto desatina quien a los sesenta años no adivina.

Harto es necio quien a los sesenta años no adivina.

Harto sabe quien sabe que no sabe.

Hasta al mejor cazador se le va la liebre.

Hasta al mejor cocinero se le va un pelo en la sopa.

Hasta arrancar un ajo cuesta su trabajo.

Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo; y el junio es ruin hasta el fin.

Hasta el fin nadie es dichoso.

Hasta el más santo tiene su espanto.

Hasta el saber rebuznar tiene su poquito que estudiar.

Hasta en los mocos hay diferencia: unos se tiran al suelo y otros se guardan en pañuelos de seda.

Hasta la hora de comer, todo el mundo cabe en mi casa.

Hasta la muerte, anda con pie fuerte.

Hasta la muerte, todo es vida.

Hasta las gatas quieren alpargatas para no andar a gatas.

Hasta lo bueno cansa, si es en mucha abundancia.

Hasta los gatos quieren zapatos.

Hasta para encender lumbre hay que tener costumbre.

Hasta que a la meta no llegues, no te pongas los laureles.

Hasta que es padecido, el mal no es conocido.

Hasta que no hay colmillos, no hay niño.

Hasta una hormiga que pierde, duerme.

Hasta verlo en la era, llámalo hierba.

Hay alegrías sosas y tristezas sabrosas.

Hay mujeres que, como la leña de corcha, tienen tres arderes.

Hay mujeres, mujercillas, monicacas y monicaquillas.

Hay que darle al niño malo, más amor y menos palo.