Charles Baudelaire
1821-1867. Escritor, poeta y crítico francés.
Enlaces sobre Charles Baudelaire • Libros de Charles Baudelaire
Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar.
Más frases sobre: Amar
Para no ser los esclavos martirizados del tiempo, embriagaos, ¡embriagaros sin cesar! con vino, poesía o virtud, a vuestra guisa.
Más frases sobre: Esclavos
Una gran sonrisa es un bello rostro de gigante.
Más frases sobre: Sonrisa
Espantoso juego del amor, en el cual es preciso que uno de ambos jugadores pierda el gobierno de sí mismo.
Más frases sobre: Amor
La irregularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa o el estupor son elementos esenciales y característicos de la belleza.
Más frases sobre: Belleza
El más irreprochable de los vicios es hacer el mal por necedad.
Más frases sobre: Vicios
Consentir que nos condecoren es reconocer al Estado o al principe el derecho de juzgarnos, ilustrarnos, etc.
Más frases sobre: Condecoración
Dios es el único ser que para reinar no tuvo ni siquiera necesidad de existir.
Más frases sobre: Dios
Para conocer la dicha hay que tener el valor de tragársela.
Más frases sobre: Felicidad
Para trabajar basta estar convencido de una cosa: que trabajar es menos aburrido que divertirse.
Más frases sobre: Trabajo
1821-1867. Escritor, poeta y crítico francés.
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Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar.
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Para no ser los esclavos martirizados del tiempo, embriagaos, ¡embriagaros sin cesar! con vino, poesía o virtud, a vuestra guisa.
Más frases sobre: Esclavos
Una gran sonrisa es un bello rostro de gigante.
Más frases sobre: Sonrisa
Espantoso juego del amor, en el cual es preciso que uno de ambos jugadores pierda el gobierno de sí mismo.
Más frases sobre: Amor
La irregularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa o el estupor son elementos esenciales y característicos de la belleza.
Más frases sobre: Belleza
El más irreprochable de los vicios es hacer el mal por necedad.
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Consentir que nos condecoren es reconocer al Estado o al principe el derecho de juzgarnos, ilustrarnos, etc.
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Dios es el único ser que para reinar no tuvo ni siquiera necesidad de existir.
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Para conocer la dicha hay que tener el valor de tragársela.
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Para trabajar basta estar convencido de una cosa: que trabajar es menos aburrido que divertirse.
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