LOS RECORTES DE MI INFANCIA Y LOS DE MI MADUREZ.
Los recortes de antes no son los de ahora.
Cuando era monaguillo, con inmensa alegría comíamos los recortes de las hostias, que con destreza sin igual, hacía Fausto
Ayesa con aquella vieja plancha, a la sazón sacristán de
Ujué, allá por los años 60, acompañado de la siempre sonriente Rosario Tornos, para nosotros la Rosario de Fausto. ¡Qué buenos eran aquellos recortes!
Transcurridos más de cincuenta años, es al revés, me como las hostias de los
... (ver texto completo)