Pueblo natal de mi padre. Se sitúa en la falda sur del
monte el
Perdón,¨Erreniega¨propiamente dicho. Durante el siglo XIX perdió la lengua éuskara, a pesar del empeño de los carlistas, que reunían a todo el pueblo en la
plaza y les arengaban para que hablasen en euskera. Durante la primera guerra carlista-1833-1839- todos sabían hablarlo, si bien ya empleaban más el castellano. Cuando llegó el príncipe Bonaparte hacia 1860 a estudiar la
situación del euskera en las provincias vascas, comprobó que ya no todos sabían hablarlo e incluyó el pueblo en la zona de ¨Mínima intensidad del vascuence¨. Lengua casi exclusiva desde su
fundación, probablemente durante la edad media, hasta finales del siglo XIX, se extinguió en unos pocos años. La romanización linguística fue brutal. Las
casas perdieron sus originarios nombres vascos. Rocafortena pasó a ser
casa Rocafor, Sanchotena Chanchote y Belzarena-nuestra
casa familiar-casa Moreno. Luis Petrina Martínez de Morentin, tío mío para más señas, que sigue viviendo en
Ucar en casa Petrina, fue el que lo descubrió a raíz de la investigación que le encomendó el historiador Jimeno Jurío. Guardamos un libro decimonónico en que el propietario de la casa escribe su nombre y añade:¨Belço Belçar (yo ya me entiendo)¨. Probabilisimamente sabía euskera. Mi abuela, nacida en 1903, empleaba numerosas palabras y expresiones vascas, como ¨me zorais ¡¨,¨ponerse de cuculubitos¨o ¨el Sanjuanbelar¨, la hierba de
San Juán. La toponímia, en un 90% vasca, fue respetada. Sería una pena que esta
información cayese en el olvido. Por eso la escribo. David
Pérez-Ilzarbe Saragüeta,
Pamplona.