TIEBAS: RECORRIDO POR EL PATRIMONIO DE NAVARRA ·· CASTILLO...

RECORRIDO POR EL PATRIMONIO DE NAVARRA ·· CASTILLO DE TIEBAS
Un legado cultural por desenterrar
El castillo, hoy en ruinas, es el eje principal de la historia de esta localidad y de buena parte de la del viejo Reino de Navarra

FERNANDO HUALDE - Pamplona
SIN duda, es su castillo, hoy en ruinas, el eje principal sobre el que gira la historia de este lugar y buena parte de la historia de Navarra. Todavía hoy los niños juegan a desenterrar posibles piezas arqueológicas en las entrañas del mismo castillo, en su bóveda subterránea. Es un deporte habitual; siempre ha sido habitual, de hecho las monedas y las vasijas que de allí han salido son francamente abundantes; si bien, nunca se ha ejercido un control sobre las piezas extraídas, quedando todo en un expolio progresivo y sin ánimo de lucro en la mayoría de los casos. En cualquier caso, duele ver cómo una pieza tan importante de la historia del viejo Reino está allí, abandonada, dejada de la mano de Dios, mostrándonos unos muros que se resisten a desaparecer, y cuyo estado de conservación es una denuncia permanente del abandono institucional a que se ven sometidos.
Castillo

Pero esos muros, que todavía se mantienen en pie, tienen su propio lenguaje, que es el lenguaje de las ruinas; un lenguaje que nos evoca épocas y episodios muy concretos de la historia del Reino. De hecho, sabemos que el castillo de Tiebas fue construido a mitades del siglo XIII por el rey Teobaldo y. Se sabe también que durante un tiempo acogió entre sus paredes al archivo de la Cancillería Real, e incluso que llegó a ser una importante prisión por la que pasaron todo tipo de delincuentes; entre estos últimos se tiene conocimiento de que en 1305 hubo uno llamado Johan Ibañez, un ladrón que se había especializado en asaltar a los mercaderes, y a quien la justicia calificó como un "ladrón pésimo". Un año antes, en 1304, también estuvo en esta prisión un muchacho aragonés que había sido apresado en Tudela acusado de murmurar contra el rey; y fue en Tiebas precisamente en donde el gobernador dispuso que a aquél muchacho que había murmurado se le cortase la lengua para que escarmentase y nunca más cayese en esa falta. Con anterioridad, en 1280, estando a cargo del castillo Juan Sánchez de Monteagudo, se sabe que había 26 presos, procedentes posiblemente de la rebelión de la Navarrería. Pero no todo eran mazmorras ni lugares de castigo; también había un espacio para la oración, es decir, una capilla. Sirva como ejemplo que en los años sesenta de aquel lejano siglo XIV se pagaban al alcaide del castillo de Tiebas la cantidad de 50 sueldos carlines para sufragar la luminaria de la capilla de esta fortaleza. Mención especial merece el alcaide Pedro de Maugriñón, que ocupaba este cargo a principios del siglo XIV. Este buen hombre tomó la iniciativa de adecentar el castillo, de hecho hizo recubrir los graneros, establos y los aposentos del rey; además de ello, en 1306, hizo reparar la fuente del palacio. Todas estas obras de reforma tuvieron su continuación en 1319 que es cuando se repararon las garitas, en 1321 que es cuando se retejaron las cámaras, se arregló el granero y la sala y los pabellones del palacio; y en 1371 que es cuando el rey ordena acometer una importante restauración. De poco sirvieron todos esos arreglos, pues es la propia historia la que nos dice que en el año 1378 este castillo fue destruido e incendiado por las tropas castellanas, y que posteriormente fue reconstruido y donado por Juan de Beaumont en el año 1445. Tan sólo unas décadas después, en 1494, y estando en manos de los beaumonteses, sus cualidades defensivas fueron puestas a prueba por la artillería del rey, que durante un tiempo lo tuvo sitiado. Y seguramente que este castillo no debió de salir muy bien parado de aquel trance, pues los documentos nos acreditan que en los primeros años del siglo XVI, en esos años previos a la invasión castellana de las tropas del Duque de Alba, las únicas fortalezas en el Reino de Navarra con capacidad defensiva eran las de Pamplona, Tudela, Estella, Viana, Sangüesa, Lumbier y San Juan de Pie de Puerto. Aquel año de 1494, como curiosidad, diremos que en el castillo de Tiebas, gracias a las aportaciones de los núcleos de población que tenían derecho a refugiarse en él, había unas existencias de víveres estimadas en 90 robos de harina, 3 cargas de vino, 3 vacas, 30 cabezas de ganado menudo, 23 merluzas, 400 sardinas, 105 libras de olio, así como 36 candelas, 6 linternas y 4 cargas de sal. Todo esto era posible conservarlo gracias a las impresionantes neveras que tenían estas fortalezas -como la que se conserva en Olite, o como la que se recupera en Burgui-. En fin, que quien quiera recomponer cómo era el castillo de Tiebas antes de llegar a su actual estado de ruina no tiene más que acudir al archivo del Servicio Geográfico del Ejército, y allí podrá conocer con detalle, ayudado de planos y de dibujos, cómo era el castillo hacia el año 1800, y cómo eran sus escalinatas y sus dos torreones o garitas, con chapiteles puntiagudos. Al patrimonio histórico que a la villa de Tiebas le aporta su castillo, hay que añadir lo que para este enclave supone su emplazamiento en pleno Camino de Santiago, concretamente en lo que se denomina el Camino Aragonés. Tiebas, con su buen albergue de peregrinos -ubicado en las antiguas escuelasy con una casa rural, se va consolidando en las guías jacobeas como final y principio de etapa compostelana. Desde allí los peregrinos abordan el último asalto que les lleva, por Eunate, hasta Puente La Reina, allá donde el camino se hace uno solo.