En esta
parroquia fue bautizado
San Francisco
Javier. La abadía fue construida en el siglo XV por los padres de San Francisco Javier como lugar de residencia para los sacerdotes que vivían en Javier y que eran los encargados de la vida espiritual de la
familia. En los últimos años ha continuado siendo la residencia de diferentes órdenes religiosas que se encargan de su cuidado. La
iglesia se recuperó en 1702 según el gusto barroco. Anteriores, de 1674, son los
retablos laterales del Sagrado Corazón y de la
Virgen aprendiendo a leer con sus padres. Por las mismas fechas se pudo esculpir el Crucificado que se sitúa sobre el sepulcro de doña Violante, tía materna del
santo. En el interior destacan también el
retablo central (siglo XVIII), la
pila bautismal de
piedra (siglo XV) y la talla de
Santa María (siglo XIII).