Sus más de 5.400 metros cuadrados de superficie edificada se suman a 10.000 metros cuadrados de espacios verdes, entre los que se encuentran un pequeño bosque de especies autóctonas, un
huerto o un viñedo, entre otros. El valor patrimonial de los
edificios es, además de indiscutible, la principal razón por la que el Concello de
Pontevedra ha luchado por devolver este espacio a los ciudadanos, que pronto podrán disfrutar de un
convento construido en 1271.