En el
convento de
Santa Clara en
Pontevedra llegaron a convivir hasta 53 monjas. La cifra se mantuvo hasta mediados del siglo pasado, cuando empezó a descender. Las últimas religiosas lo abandonaron en 2017. Desde entonces, el convento está vacío y la
iglesia cerrada. En realidad, la comunidad de monjas Clarisas, segunda de las órdenes de
San Francisco, se instaló en la ciudad en el siglo XIII, en una zona extramuros, junto al
Camino de Castilla, próxima a la
torre y
Puerta de Rochaforte, luego llamada Puerta de Santa Clara.