Sus
hórreos situados a pie de
mar muestran una de las estampas más conocidas de las Rías Baixas. Por lo que no es de extrañar que la
historia de este pequeño pueblecito haya marcado el devenir y la inspiración de dibujantes, pintores y artistas. El nombre
Combarro es un topónimo que se asocia a la raíz comb, que significa curvatura de la costa, nada mejor apropiado con su posición geográfica. En el siglo XII, el
pueblo y la vecina isla de Tambo fueron donados al
monasterio de
San Juan de
Poio por la reina Urraca I de
León.