Originalmente los balaustres eran de madera, hierro o
piedra y frecuentemente se coloreaban con lo que sobraba de pintar los
barcos, dando al
pueblo una particular imagen multicromática. Otro de los elementos característicos de la población son los siete cruceros de granito erigidos entre el siglo XVIII y XX. Suelen situarse en encrucijadas y sus funciones son diversas, pudiendo jugar un papel protector o incluso ser donaciones particulares para cumplir una promesa. En
Combarro existen varios ejemplares de gran calidad artística como el crucero de la Praza da Fonte, de 1771 con representación de un
cristo crucificado y
Santa Ana o el de la
plaza de
San Roque, de 1802.