Hasta hace pocas décadas, junto a este
puente se celebraban ritos relacionados con la fertilidad. Según la
tradición, la mujer encinta que no lograba hijos viables conjuraba a su hado adverso vertiendo sobre su vientre
agua del
río. La conjura, para ser efectiva, debía realizarse a las 12 de la
noche, debiendo apadrinar a la criatura la primera persona que atravesase el puente después del conjuro. Es el BAUTISMO PRENATAL.