Hay piezas tanto celtas como
romanas. De éstas últimas hay, por ejemplo, ánforas con las que traían el vino en
embarcaciones que llegaban desde el
mar y luego recorrían el Miño para llegar a los diferentes castros. O
molinos también “importados” por los
romanos. También hay una colección de monedas romanas de plata, cobre y bronce de los siglos I a. C hasta el IV d. C. Incluso un denario de plata del siglo II a. C., cuando todavía Roma no había ocupado el nordeste peninsular.