En los días gélidos y calles desnudas de ese pueblo que forma parte de mi historia y pronto de mi los años dorados de la mayor edad. Casas rubricadas de ancestros. Singularidad, humildad, pero gozo de ser de pertener sea de O Pazo de la Aldea. Cada uno defiende sus raíces más primigenias pero algunos como es mi caso deambulos de una parte del pueblo porque así lo conocimos, lo vivimos y estuvimos. Quizás entonces de San Miguel nada más sin tildar otro acento mayor que por otra parte en mi caso no necesito. Esos días donde subir a la montaña acontece un recuerdo del ayer de pastos de cabras con horas y días de viligia. No añorados, sino recordamos como deben ser todos aquellos hombres que han morado a lo largo de su historia Sna Miguel. A ello recuerdan sus casas, sus gentes, mis gentes y las familias y sus sucesores. Entrar en coche era en ápocas antiguas casi una epopeya todo cambia pero lo que es cierto que me trasladó San Miguel, con sus fuentes, con sus riegos a medianoche, con las onzas de pan o la leche de cabra recien ordeñada fue vida. Y ese es el mensaje que llevo siempre mi pueblo, la vida, la lucha y la querencia de las posibilidades. Vuelvo a él en su desnudez cuando nadie hay muchas veces para que me identifique y sepa que estuve allí, porque no son sus fiestas lo que quiero, amo su silencio, su eco del vacío que otrora estuvo lleno, sus silencios de aquells ya inolvidables algarabíaso de su escuela ni recordada. Muchos ya sabéis quien soy porque me habéis visto a lo largo de los años y compartido tertulias y para otros soy aquel extraño que en días de invierno abrigado y muy abrigado recoge el pueblo y mira hacia A Rúa y a Petín, en esa vista de juego sin fin de belleza que el valle deja entre sí al abirse hacia las alturas.
Ese San Miguel del que nunca hablo con conocidos porque debe resguardarse en el corazón sólo para ser recordado en unas breves letras o para asirlo en el interior cual eternidad de la vida de aquellos que me pecedieron y que hiceron de hoy el ayer de la esperanza.
Gracias a todos 23.01.23
Ese San Miguel del que nunca hablo con conocidos porque debe resguardarse en el corazón sólo para ser recordado en unas breves letras o para asirlo en el interior cual eternidad de la vida de aquellos que me pecedieron y que hiceron de hoy el ayer de la esperanza.
Gracias a todos 23.01.23