Quisiera decirte que me acuerdo de tí, tan a menudo, que me inquieta el tenerte con tanta frecuencia en mi pensamiento. Desde que te has ido, mi querido
amigo, he puesto al día nuestras charlas del pasado, aquellas charlas lejos de
casa, donde quizás tu echabas de menos un hijo y yo un padre, mas no había edad suficiente para tal, por lo que decidimos ser
amigos sin más. Aunque el destino anunció tu viaje de antemano, la partida me resultó dolorosa y me negué a estar en tu despedida, de eso ya habíamos
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