Se acerca Semana Santa, y allí donde nos encontremos, cada cual la vivirá según su conciencia le dicte. Artífice de ella es Cristo de la Misericordia:
Me extasío en tu mirada,
de misericordia llena,
y siento como encadenada
esa profunda llamada,
que me eleva y me anonada.
Esa humilde timidez
me atrae con tal rapidez,
que por ella encuentro entrada
para estar en tu morada
y vivir con avidez.
¡Qué mirada tan serena!.
¡Que ternura tan humana!.
La siento aquí, tan cercana,
que al ver como me encadena,
me transforma y ne enajena;
en esta vida tan dura,
mi vida, aunque en la noche oscura,
cae a tus plantas de hinojos,
esperando de tus ojos
la misericordia pura.
Y su madre..., La Virgen del Rosario.
Dios te salve, madre mía
y de todos los cristianos.
Pendiente estoy de tus manos
y desbordo de alegría
al decir ¿Ave, María!,
porque sé que estás rezando,
implorando y suplicando
por nosotros, pecadores,
para que nuestros temores
se vayan arrinconando.
He descubireto en tus manos
el mejor devocionario:
llevas el santo rosario
y, en cada cuenta, cercanos,
uno a uno los humanos.
Yo he venido, madre, a verte,
y a rezarte y a quererte,
y a pedirte desde ahora,
la indulgencia salvadora
a la hora de mi muerte.
Foreros: Feliz Semana Santa. Y a los que nos desplazamos, tranquilidad al volante, que nuestros seres queridos nos esperan al final del trayecto. Démosle la alegría del encuentro.
Me extasío en tu mirada,
de misericordia llena,
y siento como encadenada
esa profunda llamada,
que me eleva y me anonada.
Esa humilde timidez
me atrae con tal rapidez,
que por ella encuentro entrada
para estar en tu morada
y vivir con avidez.
¡Qué mirada tan serena!.
¡Que ternura tan humana!.
La siento aquí, tan cercana,
que al ver como me encadena,
me transforma y ne enajena;
en esta vida tan dura,
mi vida, aunque en la noche oscura,
cae a tus plantas de hinojos,
esperando de tus ojos
la misericordia pura.
Y su madre..., La Virgen del Rosario.
Dios te salve, madre mía
y de todos los cristianos.
Pendiente estoy de tus manos
y desbordo de alegría
al decir ¿Ave, María!,
porque sé que estás rezando,
implorando y suplicando
por nosotros, pecadores,
para que nuestros temores
se vayan arrinconando.
He descubireto en tus manos
el mejor devocionario:
llevas el santo rosario
y, en cada cuenta, cercanos,
uno a uno los humanos.
Yo he venido, madre, a verte,
y a rezarte y a quererte,
y a pedirte desde ahora,
la indulgencia salvadora
a la hora de mi muerte.
Foreros: Feliz Semana Santa. Y a los que nos desplazamos, tranquilidad al volante, que nuestros seres queridos nos esperan al final del trayecto. Démosle la alegría del encuentro.