... Viernes Santo: Tambores destemplados..., trompetas con sordinas..., corazones oprimidos..., dolor..., silencio..., y pregunta sin respuesta: ¿Que habrá mas allá de mañana?.
Ese ¡Dios mío, Dos mío!
¿por qué me has abandonado?´
es un desgarro sagrado,
no la queja e un impío
ni un profano desafío.
Es que Jesús Nazareno
tiene el corazón tan lleno
del Espíritu del Padre,
que no hay nada que le cuadre
para un silencio tan pleno.
Con cuanta delicadeza
con qué exquisito cuidado
al Señor lo han perfumado
de los pies a la cabeza.
Y, cuando la noche empieza,
con el dolor en tensión,
se oscurece la razón
al dejar el cuerpo inerte
en los brazos de la muerte
en tan negra habitación.
(Al cáliz de la vida.)
Lleno de mi vida, lleno
de alegría y de tristeza,
de abundancia y de pobreza,
lleno del vivir sereno,
lleno de la verdad... lleno.
Lleno de sana alegría,
lleno de filantropía,
y, hasta la última tilde,
lleno de grandeza humilde...
lleno de la Eucaristía
Ese ¡Dios mío, Dos mío!
¿por qué me has abandonado?´
es un desgarro sagrado,
no la queja e un impío
ni un profano desafío.
Es que Jesús Nazareno
tiene el corazón tan lleno
del Espíritu del Padre,
que no hay nada que le cuadre
para un silencio tan pleno.
Con cuanta delicadeza
con qué exquisito cuidado
al Señor lo han perfumado
de los pies a la cabeza.
Y, cuando la noche empieza,
con el dolor en tensión,
se oscurece la razón
al dejar el cuerpo inerte
en los brazos de la muerte
en tan negra habitación.
(Al cáliz de la vida.)
Lleno de mi vida, lleno
de alegría y de tristeza,
de abundancia y de pobreza,
lleno del vivir sereno,
lleno de la verdad... lleno.
Lleno de sana alegría,
lleno de filantropía,
y, hasta la última tilde,
lleno de grandeza humilde...
lleno de la Eucaristía