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A VILAVELLA: Ciertamente, según sus propias palabras, parece usted...

Romerales tiene un cuaderno secreto. Muchas noches se levanta de madrugada, y se pasa horas escribiendo con una vieja estilográfica.
Ayer he podido echarle una ojeada, mientras él se quedó dormido en el sofá:
"... Conviene ahora decir que Pitita era bonita, y que lo habría sido más si su natural belleza hubiera tenido el adorno de las carnes lozanas, que por sí solas decoran y visten una figura de mujer. ¡Lástima que fuese más que delgada, flaca, y tan esbelta, que la comparación de su cuerpo con un junco no resultaba hipérbole!
Era su rostro de una nobleza indiscutible. Parecía una princesa borgoñona o italiana, sacada de su sarcófago y rediviva por conjuros del diablo. Su mal color, como de leche y miel de brezo mezcladas en buena proporción, abonaba aquel juicio. Tenía entonces veinte años, y representaba treinta, señal de que su hermosura y su juventud tendían a consumirse pronto, como candelas con doble pábilo, y antes de que se acabara en ella la mujer, ya se estaba anunciando la momia."
No me dio tiempo a leer más, pues su propio ronquido lo despertó, como si de un estruendoso trueno se tratase.
¡La madre que lo parió! ¡Si yo no lo conocí hasta hace seis años, en un tren nocturno, y tengo sesenta años! ¡Si peso ochenta kilos, y él es una flauta!
Éste ha debido pertenecer a los Servicios Secretos de la transición, cuando yo era una hábil activista en la Facultad...

Todo esto que cuenta es para meterme celos, pero no me lo creo, todo es una fantasia para que se me caigan las plumas. Lo de la flauta si me lo creo, porque da pena el hombre, no creo que fuera un militar de asalto, porque se paparia todas las castañas.

Insisto a pesar de sus años y todo lo que me dice yo daria cualquier cosa con tal de montarla. No soy muy romantico, pero tengo una calentura.................

Ciertamente, según sus propias palabras, parece usted más un gañán que un romántico pretendiente.
Pero no se preocupe. Aún quedan muchas acémilas que pueda usted montar.
Por mi parte, soy yo la que cabalga habitualmente. Y no creo que pudiera resistir usted encima mis ochenta y dos kilos de masa esparramada.
Para eso hay que ser un hombre bien templado, con músculos de acero.
Esa calentura puede aliviarla muy bien con las frescas aguas de O Torroal.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Como me dice usted gañán, solo pretendi urgar en lo más intimo de los pensamientos
humanos. Lo unico que me descoloca es su peso, me imagino debajo al militar. Pobre hombre lo triturara, y dejese de hombre bien templado y músculos de acero, el que lo intente por debajo es hombre muerto. Yo ya se que soy un gallo de labranza, y un destripaterrones, pero ya con su peso se me quitan las ganas, en vez de una gallina es usted una avestruz y me quedo corto.
Mi amor por usted termina en este instante, ... (ver texto completo)