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A VILAVELLA: La delicadeza en mi vocabulario nunca fue incompatible...

Che Romerales, sos boludo, como puedes hacer una broma de este calibre a un Padrecito tan bueno con los foreros. Yo pienso que tenes que pedirle disculpas.
Que por cierto, tenes un rato libre, y nos vemos en Spa da Vilavella, te fundire los plomos, a ver si eres tan hombre, como aqui presumes tanto, habia que verte metido en materia. No faltes a la cita, espero que tu mujer no se entere, porque te escaralla. Tampoco leera estos mensajes, digo yo.

Llevo años desfilando en solitario, señorita. Verdad es que la felicidad brota ante el fuego del hogar, y no hay que ir a buscarla en los jardines ajenos. Pero...
Mi hogar era el cuartel
y mi edad me echó de él.

Ay, quién pillara unas ladillas. Si el Padre Moisés, o esos camaradas de su convento, sólo se ducha en el solsticio de verano, y por otra parte viene yaciendo con ambas locas, tal promiscuidad e higiene son campo abonado para criaturas tan deliciosas.
Buenas tardes, amiga, y no me sea usted tan chancletuda.

Me confunde su fineza al contestar, siendo usted fuerte y violento, pero no importa. Dicese solo y fuera del cuartel que mejor que buscar debajo de unas faldas. ¿O no le gustan las mujeres? si lo dice antes, terminamos de una vez, alma candida. Me tacha de chancletuda, y yo a usted le dire militar sin mujeres. ALPARGATUDO SERA SU NOMBRE DE AQUI EN ADELANTE.

La delicadeza en mi vocabulario nunca fue incompatible con mi espíritu militar. Y la violencia jamás me acompañó. Si alguna vez tuve que utilizar mi armamento, fue para la defensa de mis camaradas en situaciones comprometidas.
¿Mujeres? De mujeres prefiero no hablar, pues las que en su día me acompañaron eran delicadas flores tropicales a las que sería sacrílego presentar ante cualquiera de las locas.
¿Alpargatudo? Lo de chancletuda lo utilicé para equilibrar lo de boludo, por si usted dominara o dominase el diccionario chileno. En cualquier caso, si alguna vez bailamos juntos en aquella discoteca de Pidal, procure su señoría mantener los maravillosos pies apartados de mis botos legionarios, que en esa disciplina de la danza siempre he sido muy chancletudo. ¿O ya no existe aquel salón de baile?
Supongo que no hará falta decir que, cuando deseo las ladillas, no es por las propias ladillas, sino por aquellas situaciones, en la fuerza de la juventud, en las que corrías el riesgo de adquirirlas tan frecuentemente.
Y ahora ya no estamos para esos trotes, que ya descansamos en la Reserva.
Algún día, si me lo permitís, os narraré la receta que amablemente le dí a un legionario para eliminar sus ladillas, siendo yo sargento del Tercio. Porque tiene razón el señor portugués cuando afirma que estos piojillos son más propios de cuarteles que de conventos.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Me satisface su explicación, pero siempre se explica asi o lo hace solo en los foros. Para decir algo, no tiene porque enredar tanto la madeja. Los que salimos aca no somos ni escritores y usted no ha sido militar en la vida. Tiene buena berborrea, pero para confundir a la Loca del Tango hay que ser muy listo (a).
Referente al diccionario Chileno, le dire que solo existe uno y es el de la Real Academia Española. Lo que usted se refiere son a los modismos, como por ejemplo
La conche tu m...... Huevón ... (ver texto completo)