Se que hay mucha gente que habrá vivido esta cosas en la montaña, pero también se que hay otra que por circunstancias no lo hizo, aunque le gustaría, es a éstas a qien mas me complace contárselo, para que de alguna manera viva su propia aventura. Esto era a finales de los setenta ó principios de los ochenta. Cuando una nevada duraba mas de tres ó cuatro días ya nos entraba el gusanillo de "ir a dar una vuelta" a los conejos, sabiendo que estos tendrían que salir de sus madrigueras en busca de comida. Estas (las madrigueras) en muchos casos las teníamos controladas, sabíamos donde y cuantas "bocas" tenían para situarnos en ellas y cortarles la retirada: después todo era fácil, pues el conejo al itentar escapar se hundía en la nieve, aunque para casos de emergencia teníamos un perro. Una tarde quedé con Toño (Larafuzas) y Vicente (Tomás) para "dar una vuelta"; quizá por terminar las tareas me retrasé un poco de la hora prebista y ellos, sabiendo que no tardaría mucho, se pusieron en marcha con la convicción de que los alcanzaría, la misna conviccíon que yo tuve, cuando, al llegar al lugar de la cita y ver que no estaban me puse en marcha siguiendo sus pistas. Después de un buen rato caminando, en las"Hortas", crucé la N. 525 para alcanzar el "Aguallal", faldeando la montaña las pistas se dirigían hacia Villanueva. En el regato que baja un poco antes del "Tapadón"... ¡ahí tuve un pequeño percance!: al pasar por encima del regato, como ya habían pasado mis amigos, la capa de nieve no era tan gruesa, total que se me hundieron las piernas y quedé colgado por los brazos sobre los troncos de las urces, sentía caer el agua en el pozo, sin saber la profundidad que tenía, pues los pies no me llegaban al agua. Apollado en los codos, con el antebrazo fuí limpiando la nieve como pude para calibrar la resistencia de los troncos, por si podían romper con mi peso y caerme al pozo. (Para abreviar) Conseguí salir y continuar mi recorrido, encontrando a mis amigos un poco después en las "Cruces" ¡y sin conejos!. Pero la tarde no pasó en valde: aprendí que en esas circunstancias "también"se puede ir al monte..."pero nunca solo". Un saludo.