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A VILAVELLA: Un sentimiento de nostalgia y pena me invade cuando...

Un sentimiento de nostalgia y pena me invade cuando pienso en "como pudo ser Vilavella y no fué". Debían transcurrir los años setenta, cuando, un par de empresarios de la comarca procuraban tierras para implantar sus negocios. La gente, muy arraigada a sus propiedades, quizá las sobrevaloró con exceso. (Sobre los montes comunales tampoco huvo acuerdo). Esos empresarios tomaron otro rumbo. Uno abrió un taller en Cañizo, después vino el Nevada, mas tarde a Lareira. El otro se fué a Gudiña; levantó una nave para concesonario de SEAT y después vino el resto. Vilvella y Gudiña tomaron caminos antagónicos. Una pena. ¡Cuando en aquella época era la juventud de Gudiña la que venia a Vilavella a divertirse. Ahora ya es tarde. Aguas pasadas no mueven molinos.