Construida como separación y defensa se ha transformado en un elemento integrador entre la antigua Lucus y la que se ha desarrollado a su alrededor. Sus diez
puertas realizan la función de unir una parte de la ciudad con la otra y su
paseo de ronda, adarve, se ha tornado en una
calle más que es recorrida por los viandantes autóctonos y visitantes.