La
historia cuenta que tras la muerte de Jesús de Nazaret en el año 33, los apóstoles se dedicaron a difundir el Cristianismo por toda Europa. Según
fuentes escritas, uno de esos apóstoles, Santiago el Mayor, predicó el Cristianismo por la península ibérica sin conseguir apenas éxito. Después de su decapitación y martirio en Jerusalén en el año 44, sus restos fueron enviados por sus discípulos a Hispania en una
barca de
piedra con ayuda de un "ángel".