Andando con mi cámara a cuestas buscando
paisajes con los que ilustrar un proyecto de promoción turística de esta zona del Norte del Norte, descubrí unas formaciones rocosas que denominé al instante "El bosque petrificado".
Formas extrañas, fantasmagóricas, pétreas, retorcidas, caras, fósiles, etc. aparecían sin cesar delante de mis ojos.
En una
montaña, encima del
pueblo de
San Andrés se alza majestuoso este
acantilado ciclópeo que sumergirá al visitante en un mundo mágico y telúrico.