SADA CON SU PLAYA EN LA ENCRUCIJADA
Hay momentos en la vida
donde triunfan los desmadres,
no existe playa elegida
con algas de ciertos planes.
Con la arena de testigo
y las aguas prisioneras,
la gente lo ve castigo
al ser algas altaneras.
Sada ciudad encantada
con su playa medio muerta,
es difícil la mirada
al ver cerrar cierta puerta.
Gritan los ecologistas
al ver las algas despiertas,
mientras sueñan con revistas
de sus fotos más alertas.
El mar mirando a la Ría,
y la playa somnolienta,
en cualquiera tarde fría
la gente de allí se ausenta.
Las olas quedaron lejos
del vendaval de las algas,
la playa tiene complejos
incluso con vistas largas.
Los marineros lamentan
esas algas tenebrosas,
que parece que se aumentan
como hierbas maliciosas.
Sada lo sigue pensando
sin buscar más complacencias,
el tiempo se va pasando
con sus sufridas paciencias.
Cuando caminas erguido
queriendo pisar la playa,
las algas dejan perdido
el color que allí se ensaya.
G X Cantalapiedra.
Hay momentos en la vida
donde triunfan los desmadres,
no existe playa elegida
con algas de ciertos planes.
Con la arena de testigo
y las aguas prisioneras,
la gente lo ve castigo
al ser algas altaneras.
Sada ciudad encantada
con su playa medio muerta,
es difícil la mirada
al ver cerrar cierta puerta.
Gritan los ecologistas
al ver las algas despiertas,
mientras sueñan con revistas
de sus fotos más alertas.
El mar mirando a la Ría,
y la playa somnolienta,
en cualquiera tarde fría
la gente de allí se ausenta.
Las olas quedaron lejos
del vendaval de las algas,
la playa tiene complejos
incluso con vistas largas.
Los marineros lamentan
esas algas tenebrosas,
que parece que se aumentan
como hierbas maliciosas.
Sada lo sigue pensando
sin buscar más complacencias,
el tiempo se va pasando
con sus sufridas paciencias.
Cuando caminas erguido
queriendo pisar la playa,
las algas dejan perdido
el color que allí se ensaya.
G X Cantalapiedra.