ARES: Las etiquetas que tanto a las personas como a las ideas...

Las etiquetas que tanto a las personas como a las ideas se les imponen a quienes defienden postulados que contravienen a la dictadura  de lo  políticamente correcto, son las barreras impuestas por quienes temen la libertad de expresión que no defiende precisamente injurias insultos y denigración de símbolos en los que se identifican sectores grandes o menos grandes de nuestra sociedad, pues la denigración no va dirigida a un símbolo reconocido por la Constitución sino al grupo social que en mayor o menor medida con él se identifica y eso queramos o no el que lo denigra comete un delito de odio sea un payaso el que lo comete o el predicador de cualquier  remota parroquia
¿Alguien se imagina a uno que formando parte de un espectáculo se limpie el culo a una bandera autonómica del arco iris o similar y que no le caiga de oficio el peso de la ley al tiempo que los botarates televisivos se pasen las veinticuatro horas del día  echando pus por la boca al gusto de sus correveidiled  dándonos la tabarra hasta la extenuación, claro que nos quedarìa el mando a distancia y en su defecto un botón
Vengan juristas o no a contradecir este argumento, que ya sabemos depende de quien se trate uno puede ser sentenciado y por el mismo caso salir galardonado pues  un buen abogado acude al matiz tanto es así que un acusador al fin puede terminar cómo imputado dependiendo del matiz o de un buen o mal abogado que interfiere en la demanda
¿Quien ha dicho  que la justicia tiene que ser justa cuando la naturaleza en sus manifestaciones  nunca lo es?
Estos días refiriéndose al asqueroso que limpia las chimeneas a los que unos dicen un trapo y otros reconocen cómo símbolo nacional, se rasgan las vestiduras y se escandalizan por lo que entienden la imputación cómo atentado a la libertad de expresión
Son los mismos que trazan cordones sanitarios a aquellos que contradicen su verdad imperante y que etiquetan de fachas a aquellos que exigen debates abiertos y se contravienen a esas verdades políticas que raras veces son la verdad pues las verdades políticas son siempre mentiras que previos artificios hacen que parezcan verdad y que suelen ser utilizadas para eliminar la controversia de los que exigen dejarse oír, las ahora consideradas mayorías silenciosas que el día que hablen saliendose del redil, como diría el castizo, va a haber más que palabras.
Si es que ahora para opinar hay que coger las palabras con pinzas, lo saben bien los dictadores funcionales y los que para sí el régimen de Venezuela es el ejemplo a seguir
Ala, a tirarse por el tobogán que ahora está de moda caer debajo y en picado y a mejor ser arrastrando el culo, que los que  lo recomiendan lo hacen desde lontananza y figuradamente y alojados en chalets de césped y piscina y si hace sol al pie de de un viejo peral y no  arrastran el culo que lo tienen delicado pero se lo exigen a los demás hasta que les salga callo.