La violeta
Entre las frondas apenas sumida
Halla la violeta su fiel morada,
Yaciendo trémula y encarcelada
Gozando de su paz casi dormida.
Nada la enturbia, del viento su venida
Le arrebola en dulcísima mirada,
Y siendo de las
flores coronada
Por el clavel de todas preferida.
Seguir yo tus huellas violeta quiero,
Pues la humildad en esta vida ensalza
A todo aquél que va por tu
sendero.
Y de esta guisa palpe tu requiebro
Que en lotananza claridad se alza
Por conseguir la paz
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