TALAVERUELA: Me saludó tan gentil como todos los días, con ese dulce...

Me saludó tan gentil como todos los días, con ese dulce acento, como el de que nunca miente.
- Y me dice así de pronto: Manuel me voy al " Valle del Jerte " a ver florecer los cerezos.
Y uno que ya no se creé que sucedan esas cosas, que sólo sabe como huelen los geranios, y por que le gustan las plantas y siembra siempre macetas en su vida, pues se queda uno entre lo alegre y lo romántico " hecho polvo " y sólo se la ocurre coger el bolígrafo, tomar anotaciones, y esperar que regrese y te cuente muchas cosas, para poder plasmarlas, aunque sean entre tubos de escape, o el olor de las calefacciónes

¡Cómo estaban los cerezos, Manuel …Y por mi mente en duerme vela. ¡Me imagine el valle también con almendros en flor! Y con las lilas, y quizá con los helechos - Yo que sé- si es que yo a los cerezos casi los asocio con las tartas, o por las Pascuas, que siempre vienen escarchadas, o en aquel cuadro que tenía mi tía abuela Teresa, en que un pavo real las llevaba en el pico ¿O eran guindas? El cuadro estaba ya tan descolorido como ella. No, no, eran cerezas.

¡Cómo estaban de floridos los cerezos!
Me ha enseñado las fotografías, y las he grabado en las retinas.
¡Ahora si que puedo decir lo que es un campo de cerezos en flor!

He tomado la ruta, pues como decía " El Pequeño Principe " - Nunca se sabe-
Plasencia. Cáceres, Valle del Jerte, por los altos de Bejar, o nombres como Cória,
Granadilla y Cabrero, que es el que estaba más florido. ¡También por Hervás y la

Vera florecía la Primavera!
-No deje de visitarlo, me decía Doña Carmen, y en mi agenda quedó todo anotado.
Pero para los que seáis de tierra parda, para los que no pensáis más que en donde aparcar el coche, quiero que os llegue este pequeño relato, para recuerdo y recreo del alma.

¡Pero que tiene que ver el alma en estas cosas!
- Claro que tiene que ver-
Si fuésemos un poco sensibles, si no tuviésemos siempre tanta prisa, aunque a veces no vayamos a ningún sitio, veríamos el alma color verde, como los campos del Jerte, o encarnada como las cerezas en Granadilla, sólo es cuestión de ir allí, a mirarlas, o verlas con los ojos del alma…

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Nel de Viegu