TALAVERUELA: Así es mi gente, así esa mi aldea...

Así es mi gente, así esa mi aldea

Otra nueva historia que contar…
Hoy dedicado a mi difunto amigo Eduardo que varias veces mu acompaño a la aldea
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Esta vez me he acercado a mi gente, a mi aldea, y he querido hacerlo por lo alto, por donde crece a su antojo el helecho.
Allí parten varias rutas, y yo me imagino en sueños que van a parar a todas las partes del mundo.
Les bedules, Monte Peloño, Llomena etc. Todas ellas pertenecen al Concejo de Ponga / (Asturias) Nuestro destino es Santa María de Viego ¡Mi aldea!
Ya sólo nos faltan unos kilómetros, viajo con un amigo de la infancia, y mi corazón salta y esta lleno de gozo.
¡Tantos años sin verte! Y sé que me faltan los seres más queridos, el tiempo no perdona
Desde luego voy a entrar gritando, y a la primera que llamaré será a mi abuela, y mi grito se perderá en el aire.
Desde lo alto ya se ve el cementerio, allí están casi todos, todos son la historia de un pueblo, una aldea en que ya no queda casi nadie.
Los prados que vamos pasando los reconozco, en mi infancia solía ir con mi madre a llevarle la comida a papá que estaba segando la hierba.
He empezado a llorar interiormente, mi amigo, mi compañero lo intuye, y calla.
El paisaje no puedo decir que es indescriptible, pues lo irá cantando este alma de poeta.
Se van viendo las primeras casas del pueblo, ahora también se ve la iglesia, y uno piensa que ya hace más de ochenta años que me bautizaron aquí con el nombre de Manuel..
La escuela, a la que siempre soñé ir. y que no lo hice por ser muy pequeño, ¡Bueno, que ni llegaba al escaño!
La Barga, la cuadra, donde siempre que nevaba había que quitar la nieve rápidamente por miedo que cayera y matara a las vacas
, y eso no podía pasar. era nuestra vida, el sustento de la familia.
La casa donde nacimos, que se resiste a caer, es como una fortaleza.
¡Ya estoy aquí, había jurado que volvía! Un día escribí, que siempre habría alguna piedra en el borde del camino recordando que estuviste allí muchos años, más de un siglo, más de un siglo…
Mi gente, mi noble gente, a la que siempre imagino en el "Chigre", con sus cartas, con su sidra y sobretodo hablado de vacas. Ahora ya son los hijos de los hijos de aquellos que ya se fueron, desde luego siguen con sus cartas, pegándole a la petaca, he echado de menos la sidra, van llegando aquí también otras modas, seguro que las van aprendiendo en las romerías.
Las casas son como monumentos, yo los veo así en mi delirio sin fin, las que quedan y, que no sé como se pueden tener de pie, observo que algunas de estar vacías tantos años hasta les han crecido arbustos en la puerta, están las paredes al descubierto, asombrado sigo de ver que algunas paredes, son de los "tucos "de las panochas, ¿Cómo no se han caido? Soñando pienso ¡Han querido que yo las viese una vez más!

Un silencio impresionante reina por doquier, ya no hay vacas por las calellas, están en el monte para que las guarde San Antonio. No huele a leche ni a "borona ", las vacas son criadas para carne, y gracias a Dios mis paisanos ya van comiendo pan de trigo.
No obstante mi alma sigue llorando, y me agarro fuertemente a los recuerdos.
El coche lo hacemos bajar por cuestas increíbles, Eduardo esta impresionado, creo que no quiere decir nada por no perturbar el encanto.

Me gustaría presentaros a los pocos familiares lejanos que me quedan.' ¡Amables como son todos en mi tierra! Trato de sacar los lazos que nos unen, y que lejano está todo.
El cementerio, como os decía esta allí, en medio de helechos es la historia de un pueblo, allí están todos, abuelos, tíos, primos, hermanos etc.
Disparo la cámara fotográfica, todo me lo quiero llevar en ella y en las retinas.

Nos toca el partir y parece que me encuentro más confortado, desde luego en la "bolera"y en el átrio de la iglesia se me escapan algunos versos que ya tenía perdidos.
Unas personas amables, desconocidas para mí, me hacen salir más contento, ellas son la continuidad. Dicen que Santa María de Viego es el rincón más bonito y con más paz de todo el mundo. Gracias les dí por ese último consuelo.

Cuatro kilómetros tiene la carretera de bajada, a mi amigo le dije que lo hiciera muy despacio, quería llenarme de verde en mi carrera, el iba tocando el claxon en cada vuelta y revuelta.

Al llagar al Desfiladero de los Beyos, conté como anécdota que en mis delirios literarios una vez escribí … Soy yo, ahora/ el que esta pasando frente a ti / no es una tarde en la distancia. /Tantos recuerdos de aquel / aroma en la montaña. / Para soñarte eternamente / me dejaré sentir en el /filo mortal de la palabra / me arrojaré desde lo alto/de mi sombra, por el / desfiladero agreste/ y sostendré mi nudo / terrible en la garganta / Y aunque sueño esto a menudo /mi sueño ahora se estrella /como una copa de cristal en el tiempo /Mas mi dolor que dio la vuelta al mundo / ahora retorna manso a tus brazos / Quiero lanzar mi queja /clavar mi grito en tu pizarra / Me gustaría volver como hoja temblorosa/ en la noche perfumada // Y ser como tú /tiempo de los tiempos /

¡O llegar como un grito en la distancia!
- Pero, no, ahora sólo puedo decir, que tengo que volver, tengo que volver…

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Nel de Viegu