Sarkozy dijo que el ser abandonado por su padre ha modelado su carácter actual. Como un joven adolescente se sentía inferior a sus acaudalados compañeros de clase. Sufría de inseguridades (por su baja estatura, de 165 cm, y por la falta de dinero en su familia en comparación con sus vecinos), y se ha dicho que acumuló gran resentimiento hacia su padre ausente. «Lo que me hizo lo que soy ahora fue la suma de todas las humillaciones sufridas en mi infancia».
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