Estimado EMIGRANTE:
Me tiene usted en jaque con tanto agasajo entremezclado con alguna cicuta.
Veo que se sigue sintiendo capaz de "desnudarme" en el foro, no le puedo asegurar que esto acabe bien. Me embriaga sobremanera esa mezcla de insolencia y admiración que demuestra. Fíjese que en ningún momento le niego lo esencial, y eso, es de agradecer.
Usted interpreta erróneamente mi apariencia otorgándome la mentalidad ermitaña sólo por ser observador de mis actos. Cuando el tren de la vida se pone en marcha, corre y corre sin parar dejando atrás recuerdos y nostalgias. Mientras tanto, el niño que fui, encerrado en mi ser, sueña con el próximo andén para poder darse la vuelta y encontrar la niñez esperándole en aquel punto de partida.
Podrá intuir mi personalidad o quizás conocerme bien pero por más que lo crea nunca sabrá hasta que punto lo que ve es real. En este medio escrito, me cuesta percibir la bondad en sus palabras quizás porque le pueda, lo que a mi mismo me otorga, la ausencia de humildad.
Desoye usted mis peticiones quizás por no poder satisfacerlas y se sigue escribiendo con mi mano porque sabe que con mi mente no podrá contar.
Le aconsejo, si puede, que en estos instantes, haga lo mismo que yo. Asómese a la ventana y contemple el firmamento con su luz argéntea y su blanca luna mientras escucha "Claire de lune" del amigo Debussy.
Un saludo.
Oropéndola.
Me tiene usted en jaque con tanto agasajo entremezclado con alguna cicuta.
Veo que se sigue sintiendo capaz de "desnudarme" en el foro, no le puedo asegurar que esto acabe bien. Me embriaga sobremanera esa mezcla de insolencia y admiración que demuestra. Fíjese que en ningún momento le niego lo esencial, y eso, es de agradecer.
Usted interpreta erróneamente mi apariencia otorgándome la mentalidad ermitaña sólo por ser observador de mis actos. Cuando el tren de la vida se pone en marcha, corre y corre sin parar dejando atrás recuerdos y nostalgias. Mientras tanto, el niño que fui, encerrado en mi ser, sueña con el próximo andén para poder darse la vuelta y encontrar la niñez esperándole en aquel punto de partida.
Podrá intuir mi personalidad o quizás conocerme bien pero por más que lo crea nunca sabrá hasta que punto lo que ve es real. En este medio escrito, me cuesta percibir la bondad en sus palabras quizás porque le pueda, lo que a mi mismo me otorga, la ausencia de humildad.
Desoye usted mis peticiones quizás por no poder satisfacerlas y se sigue escribiendo con mi mano porque sabe que con mi mente no podrá contar.
Le aconsejo, si puede, que en estos instantes, haga lo mismo que yo. Asómese a la ventana y contemple el firmamento con su luz argéntea y su blanca luna mientras escucha "Claire de lune" del amigo Debussy.
Un saludo.
Oropéndola.