Si algo bueno hubo en esos años, fue conocernos, eso marcó en el fondo nuestros destinos, pero sin saber retenernos, nos retuvimos, tal vez no del modo que siempre quisimos, pero sí del modo que supimos, y fue quizás lo mejor que pudimos hacer, pues así, en nuestra mente sigue vivo el recuerdo de unos años vividos, con ilusión, amistad y cariño miramos atrás y vemos a esos niños. Ahora somos dos buenos amigos, cada uno con su vida, cada uno en su lugar, ya un poco más grandecitos, aportamos nuestro grano de arena para que esa amistad no se pierda en el país de nunca jamás. Por ti, pequeño gran Hombre!