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GARROVILLAS: Llega el verano, ha terminado la siega, los granos...

Llega el verano, ha terminado la siega, los granos están en la troje, y los garrovillanos pensaban y piensan en la gran fiesta, San Roque o los Toros, que año tras año reproducen el reencuentro entre los que continúan y los que emigraron. El escenario es la Plaza Mayor, convertida en coso para capeas desde hace varias centurias. Las talanqueras, los carros, la jaula de maderos, la empalizá, las costanas, los rehiletes, los soplillos, son los ingredientes del juego con los toros. Toros que fueron los pioneros de cuantos se celebran en la región, regalo de los Duques a sus súbditos tras el pago de los diezmos e impuestos.

Habría que hablar de otras tradiciones desaparecidas. De las "lloronas" que tuvieron fama y que se encuentran recogidas en tratados de costumbres populares. Eran mujeres que, previo pago de un estipendio, acompañaban el velatorio de los muertos con gritos y lloros profesionales.

También de aquellas otras que compendiaron Moisés Marcos de Sande y Simón Herrera. Pequeñas, hasta insignificantes leyendas y tradiciones pero que constituyen la mejor demostración de la idiosincrasia de Garrovillas de Alconétar. Junto a la leyenda de Floripes, de Altagracia y del Cristo de las Injurias, la de la ermita de San Bartolomé, la del Cristo del Humilladero, la historia de personajes legendarios como el Chico de Cabrera o el Parro; las tradiciones ingenuas de los carbones de San Lorenzo, las Peñas de la Jilandera, del Soldado o del Bolsicu; las supersticiones o la larga historia de los curanderos garrovillanos.
Costumbres: Lo peculiar de Garrovillas de Alconétar, es decir, lo que le es propio y le diferencia en mayor o menor medida de otras localidades, es su dialecto, son sus tradiciones, sus fiestas o, incluso, las leyendas. Todo ello conforma un modo de ser y de comportarse muy peculiar hasta formar la personalidad del garrovillano, heredero de los habitantes de Garro y de Alconétar, pero con notables adherencias judaicas y musulmanas.

Hasta hace algunos años, una de las notas más identificadoras del carácter garrovillano era precisamente su modo de hablar. Aún hoy se conservan modos fonéticos, frases y dichos tan singulares que diferencian claramente al garrovillano del resto del habla extremeña.

Garrovillas es igualmente pueblo rico en refranes y sentencias, en buena parte recopiladas, que muestran la sabiduría popular, así como la riqueza de las tradiciones rurales.