Situado en el muro de poniente de la
catedral, este
retablo fue ejecutado en 1772 y dorado al año siguiente. Se encuentra adornado de hojarasca barroca y cuatro repisas vacías que enmarcan un lienzo de
Santa Ana con la
Virgen y el Niño, próximo a la estética del pintor extremeño José Mera. Es obra que sustituye al antiguo retablo de Santa Ana, ornado con pintura
gótica con el mismo tema y contratada por Fernando Gallego en el año 1473. El nicho en que se encuentra inserto (ideado para contener un sepulcro) es de estilo plateresco, coronado por
frontón triangular y donde se inscribe el
escudo del obispo Antonio González Acebedo (1638-1642).