Acabo de leer los anteriores comentarios y aunque todos hablan bien, me parece se quedan cortos en expresar la hermosura de este pueblo: sus calles sinuosas, sus rincones silenciosos, sus plazuelas recoletas; las solanas (balcones)adornados de mil flores, sus caños siempre soltando chorritos de agua limpia, fresca y musical; la brisa que baja de la sierra cargada del aroma de robles castaños, cerezos, higueras y olivos. No digamos el recreo para los ojos de las tonalidades de la luz en las distintas épocas del año. A mi me fasccina uno de esos días de 0toño cuando el sol, en su ocaso, enfila sus rayos río Jerte arriba hasta llegar a las nieves del Pinajarro sombreados por negros nubarrones y en la ladera de la sierra se destaca el amarillo de los álamos y robles, el morado de los cerezos y el verde de los olivos. Nngún pintor sería capaz de realizar un cuadro más hermoso.