El joven THEODORO, noble visigodo, era el tercer miembro de su familia que se habia convertido en el custodio de la herencia de S. Isidoro, muerto hace 70 años.Las tierras, año tras año, suministraban abundantes cosechas cuyos beneficios iban dirigidos a propulsar ese incipiente credo catolico por el que tanto lucho su difunto benefactor. El arrianismo aún estaba presente y la lucha era dura. Pero a THEODORO, lo que le preocupaba erala custodia del panteon familiar que el obispo habia creado. La antigua iglesia de S. Juan Bautista de la Palma encerraba entre sus paredes valiosos objetos de todo tipo que habian sido acumulados durante muchos años: presentes de Oriente, regalos de los bizantinos cuando dominaban la zona costera de la peninsula, hallazgos casuales delpueblo tartesso etc.. Pero sobre todo los restos de Sta. Florentina y S. Fulgencio y una figura de la virgen Maria tallada en madera de cedro con una rica policromia, regalo del papa Gregorio el Grande a S. Leandro, que según la leyenda fue esculpida por el propio S. Lucas.
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