Al entrar nos encontramos con un gran armazón de madera tallado. Señal de recogimiento. Ala izquierda, en un lateral, una pequeña puerta abierta. En este armazon, distinguimos una doble hoja que nos insinuaque solo se abre enlos grandes acontecimientos. Dentro y observando la obra, vemos que nada tieneque ver con el exterior. La sobriedada dado lugar al detalle, la linea recta a la curva. La austeridad a la riqueza de elementos. Lo opaco a la luz.Es una extraordinaria obra del gótico renacentista.Su majestuoso espacio interno se organiza en tres naves dispuestas a la misma altura y separadas por elegantes pilares fasciculados que soportan hermosas bóvedas de cruceria. En la nave de la izquierda vemos la capilla de los santos, de construccion más tardia, donde el barroco y lo renacentista luchan por predominar.A nuestras espalda, observamos el coro, quepara mi guarda una de las joyas del lugar: El viejo y hermoso órgano. Debajo, y como olvidada, localizamos la pila bautismal, que posiblemente pertenecio a la anterior construcción. En ella todos hemos llorado al notar el agua fria sobre nuestra cabeza. Es una pena que no se recupere.