Para aquellos tiempos, era un recinto escolar muy completo. Los viejos álamos nos daban sombra y juego. Unos hermosos "arreates" nos deleitaban con sus hermosas flores. Un gran nogal nos mostraba su imponente copa que cobijaba los servicios de chicos y chicas. El viejo pozo estaba inutilizado, quizas por el peligro que que entrañaba. Teniamos leñeras para las estufas, cocina y comedor donde comian "los del transporte escolar". Pero esto duro poco, al siguiente año, otra vez para arriba, a la escuela del altozano. Volvimos a los pupitres de antaño. Poca luz, frio y calor, recreos en la plaza, el reparto de la leche en polvo.Aun veo un aula mitad de cemento mitad de madera, una gran puerta de doble hoja en cuya fachada aún se conserva un viejo dintel y la típica anilla para atar a las bestias. Ya no estaba como maestro el recordado de. Fernando, su etapa habia concluido, ahora nos tocaba una nueva generación, con nuevas ideas, mucha ilusión. Las clases de de. Florencio siempre fueron muy dinamicas, ahora, muchos años despues me doy cuenta que me enseño a estudiar. Sus clases de historia eran novelas. Las de geografia, salir de campo. Acerco la cultura al resto del pueblo con sus concursos escolares y no escolares. Habia una nueva savia.