De espalda a su hacienda, AURELIO con la mente en ningun sitio y la mirada perdida más alla del
tejado del pequeño templo catolico que ellos mismos habian levantado, reflexionaba sobre las ultimas noticias recibidas: Lucha entre los visigodos y la invasión de los arabes. Se acordó que cuando era pequeño, los altivos canchos del nordeste, la leve colina del norte y esa gran mole frondosa del sur, les protegia del resto del mundo. Este era su
valle, como un
castillo donde la unica entrada era ese
rio ... (ver texto completo)