Que os parece esto que escribí en un programa de feria de nuestro pueblo? La lástima es que después de pegar el escrito he visto que no sale la fotografía. Lo siento
HOMENAJE A LOS MAESTROS DE MI éPOCA
Y ESPECIALMENTE A
FRANCISCO MATEOS HERNáNDEZ.
Cuantas veces se me ha ofrecido escribir en la revista de Feria, he estado tentado de hacerlo sobre el tema de hoy y otras tantas veces lo he dejado, sin saber exactamente el por qué, aunque para mis adentros me decía, que por ser yo de la misma profesión, no debía hacerlo pues podríais pensar que es muy fácil defender algo o a alguien cuando se está dentro del mismo gremio. Pero, ya no puedo ni debo callar por más tiempo y deseo ofrecer este pequeño homenaje a este grupo de profesionales que, durante muchos años, se esforzaron por enseñarnos a ser personas honradas y cultas. ¿Los recordáis?
¡Todos ellos son entrañables para mí!. Podría decir muchísimas cosas de mi querido de. Antonio Urraco y de nuestro queridísimo Antonio Bueno o de otros que no están en la foto, como Doña Lola, Don Rosendo, Don Carlos; pero hoy quiero destacar a Paco Mateos, pues además de ser un gran maestro, es también una gran persona y el único que después de su trabajo en la escuela, dedicaba su tiempo libre, tanto de diario como de fines de semana, a trabajar por los jóvenes del pueblo.
Gracias a él los muchachos y muchachas (los que quisimos, ya que no se discriminaba a nadie) aprendimos, no sólo la gramática y las matemáticas, también a montar y desmontar tiendas de campaña, a seguir un rastro mediante las señales de rastreo, a tocar un instrumento musical, a hacer un periódico local, a aprender el alfabeto Morse y comunicarnos con él mediante banderas subidos en aquellas sierras del río Saltillo, a dar serenatas a las mozas en las noches de primavera, a jugar a balonmano, a baloncesto, a dominar distintas técnicas atléticas, a comportarnos como personas, a pasárnoslo bien sin molestar a nadie.
Gracias, Paco, por todo lo que aportaste a nuestro pueblo, estoy seguro que por tu afinidad política de aquel momento, nuestros ayuntamientos actuales no han querido tenerte en cuenta. Sólo diré en este sentido, para los que todavía no lo hayan entendido, que todos los maestros de aquella época, si querían serlo, tenían que ser del “Régimen”. Aún estamos a tiempo de remediar lo que hemos estado silenciando durante tanto tiempo: Paco se merece nuestro reconocimiento, el reconocimiento de todo el pueblo por el que tanto trabajó desde la escuela y en sus ratos de descanso y de ocio.
¡Ojalá hoy tuviésemos en el pueblo un par de maestros de las características de de. Francisco Mateos Hernández, seguro que no harían falta las Actividades Formativas Complementarias de las tardes.
Jesús Santiago. Agosto 2003
[GoogleBarVIP= 6].
HOMENAJE A LOS MAESTROS DE MI éPOCA
Y ESPECIALMENTE A
FRANCISCO MATEOS HERNáNDEZ.
Cuantas veces se me ha ofrecido escribir en la revista de Feria, he estado tentado de hacerlo sobre el tema de hoy y otras tantas veces lo he dejado, sin saber exactamente el por qué, aunque para mis adentros me decía, que por ser yo de la misma profesión, no debía hacerlo pues podríais pensar que es muy fácil defender algo o a alguien cuando se está dentro del mismo gremio. Pero, ya no puedo ni debo callar por más tiempo y deseo ofrecer este pequeño homenaje a este grupo de profesionales que, durante muchos años, se esforzaron por enseñarnos a ser personas honradas y cultas. ¿Los recordáis?
¡Todos ellos son entrañables para mí!. Podría decir muchísimas cosas de mi querido de. Antonio Urraco y de nuestro queridísimo Antonio Bueno o de otros que no están en la foto, como Doña Lola, Don Rosendo, Don Carlos; pero hoy quiero destacar a Paco Mateos, pues además de ser un gran maestro, es también una gran persona y el único que después de su trabajo en la escuela, dedicaba su tiempo libre, tanto de diario como de fines de semana, a trabajar por los jóvenes del pueblo.
Gracias a él los muchachos y muchachas (los que quisimos, ya que no se discriminaba a nadie) aprendimos, no sólo la gramática y las matemáticas, también a montar y desmontar tiendas de campaña, a seguir un rastro mediante las señales de rastreo, a tocar un instrumento musical, a hacer un periódico local, a aprender el alfabeto Morse y comunicarnos con él mediante banderas subidos en aquellas sierras del río Saltillo, a dar serenatas a las mozas en las noches de primavera, a jugar a balonmano, a baloncesto, a dominar distintas técnicas atléticas, a comportarnos como personas, a pasárnoslo bien sin molestar a nadie.
Gracias, Paco, por todo lo que aportaste a nuestro pueblo, estoy seguro que por tu afinidad política de aquel momento, nuestros ayuntamientos actuales no han querido tenerte en cuenta. Sólo diré en este sentido, para los que todavía no lo hayan entendido, que todos los maestros de aquella época, si querían serlo, tenían que ser del “Régimen”. Aún estamos a tiempo de remediar lo que hemos estado silenciando durante tanto tiempo: Paco se merece nuestro reconocimiento, el reconocimiento de todo el pueblo por el que tanto trabajó desde la escuela y en sus ratos de descanso y de ocio.
¡Ojalá hoy tuviésemos en el pueblo un par de maestros de las características de de. Francisco Mateos Hernández, seguro que no harían falta las Actividades Formativas Complementarias de las tardes.
Jesús Santiago. Agosto 2003
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