El problema del pueblo no los resuelve quien se presenta o no, o ha quien se vote o no. El problema lo tenemos nosotros; donde está ese romanticismo de cuando era niño, ese jugar a la pelota, a los bolindres o al trompo... Hacia tiempo que no iba por alli, fui hace poco y no encontré la llaneza de entonces. Ahora sólo se habla de ovejas, subvenciones, lotes de tierra; el dinero lo pudre todo y se esta tragando lo mejor de nosotros, la que era nuestra AUTENTICIDAD.
