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SAN PEDRO DE MERIDA: El que al mundo vino ...

El que quiera ser algo que se lo trabaje

La intolerancia es miedo a las ideas de los demás y poca fe en las propias.

La decepción es el pan diario de la juventud.
El escepticismo, el vino diario de los parados.

Un vaso de esperanza en el momento oportuno, vale más para un trabajador parado que todas las riquezas de la tierra.

La alegría es la pena que
se disimula, sobre la
tierra no hay más
que dolores.

El que al mundo vino
y no toma vino,
¿a qué vino?
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
El trabajo endulza la vida;
pero no a todos les gustan
los dulces.