SAN PEDRO DE MERIDA: Los libros, ¡cuánto enseñan!, pero el oro ¡cuánto alegra!.

Los amigos de mis enemigos son mis amigos.

Los buenos maestros enseñan hasta cuando se equivocan.

Los extremos se tocan.

Los hijos son la riqueza del pobre.

Los libros, ¡cuánto enseñan!, pero el oro ¡cuánto alegra!.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Los necios hacen la fiesta, y los listos la celebran.